No hay semana que el Barça no sea noticia por temas extradeportivos. El año empezó con la destitución sorprendente de Ernesto Valverde y siguió con la mala planificación del mercado de fichajes. Luego vino la contundente respuesta de Messi a Eric Abidal y ahora la vinculación del club con la empresa i3 Ventures.
La junta directiva queda en jaque ante todos estos asuntos, consciente que solo lo que pase sobre el campo podrá tapar estas informaciones. De momento, las actuaciones no convencen, pero los resultados aguantan. Se sigue trabajando en la llegada de un delantero centro -Martin Braithwaite el favorito- mientras el equipo va sumando lesionados. El último en caer, Jordi Alba.
Imagen de archivo de Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça / EFE
Las próximas semanas no son nada fáciles y pueden ser decisivas para la consecución de títulos. Ya eliminados de la Copa del Rey, los azulgranas viajan al Santiago Bernabéu en marzo, pero antes visitan el siempre complicado estadio de San Paolo, contra el Nápoles en octavos de final de la Champions League.
Messi ante los fantasmas de Anoeta
Leo Messi sigue siendo el líder del equipo y solo él puede reconducir la situación ya que todas las atenciones están centradas en lo que pase en el verde. Este inicio de 2020 recuerda demasiado el año 2015, en que los éxitos deportivos taparon una pésima gestión en los despachos.
Hace cinco temporadas, muchos recordarán la derrota en Anoeta (2-1) que puso en jaque la relación entre el vestuario y Luis Enrique. Quien acabó saltando por los aires fue el director deportivo, Andoni Zubizarreta. También eran constantes las noticias negativas en la prensa, sobre todo la persecución de Hacienda a Messi o el caso de Neymar Junior y su fichaje por el Barça.
Imagen de archivo del banquillo del Barça en Anoeta / EFE
Ello provocó una gran inestabilidad en el club y en el entorno y obligó a Josep Maria Bartomeu, presidente tras la renuncia de Sandro Rosell, a convocar elecciones. El equipo se aisló de todas las noticias exteriores, hicieron piña y firmaron un pacto de no agresión. Solo valía lo que sucedía en el campo. Se terminó con el triplete, la quinta Champions en Berlín y el actual presidente arrasando en las urnas.
Demasiadas similitudes
La situación actual recuerda demasiado a aquellos tiempos. Cada semana un incendio nuevo que alguien del club debe apagar. Por si fuera poco con el caso BarçaGate, este martes por la noche volvió a aparecer el caso Neymar por mediación de una nueva reclamación del Santos. Los brasileños solicitan 4,5 millones de euros al club catalán y demandarán a la entidad por el impago de esa cantidad.
La directiva está fallando en su gestión mientras el equipo sigue compitiendo con lo que tiene en la Liga y en la Champions League. Solamente les separa un punto del Real Madrid y la eliminatoria en Europa es asequible. El vestuario es el único que puede maquillar esta situación, aunque el problema de fondo sigue existiendo.
Lenglet celebra con Messi su gol ante el Leganés | FCB
Solamente Leo Messi puede parar esta sangría y reconducir la situación. Como demostró Piqué este martes -y el argentino anteriormente-, la relación entre vestuario y despachos está cada vez más tensa. Esta inestabilidad no solo beneficia a los rivales directos de los culés, hay muchos actores -y aficionados- que ya se frotan las manos con esta situación.
Como siempre, la última palabra la tiene Messi. Pero éste ya no es el de hace cinco años. Y el equipo tampoco.