El gran protagonista del sufrido triunfo del Barça ante el Getafe (2-1) fue sin duda Antoine Griezmann. El francés, cada vez más cómodo en el equipo, y sobre todo desde la posición de delantero centro en la que le ha colocado Quique Setién tras la lesión de Luis Suárez; se está desatando como el ariete más fiable ahora mismo del ataque culé.
El Principito abrió la lata por décima vez este curso, demostrando que es un jugador que empieza muy concentrado cada encuentro. Suma ya 12 goles esta temporada, situándose como el segundo máximo goleador del equipo tras Leo Messi, y el más enchufado en estas semanas que llevamos de 2020 con cuatro tantos.
Griezmann aguanta el balón ante la presión de la defensa del Getafe | EFE
Pero, a parte de los números, lo mejor son las sensaciones y el trabajo que aporta el francés. Se está desatando como un ariete total, capaz de aguantar el balón, hacer jugar a sus compañeros, combinar el desmarque al espacio con venir a recibir la pelota, y con mucha eficacia de cara a portería. Ante el Getafe, volvió a demostrar todas características y además, su tanto ejemplificó que la relación con el capitán culé va viento en popa.
De una asistencia mágica de Leo, llegó el gol del galo, que picó el balón por encima de David Soria de forma sutil, suave. Y los jugadores se enzarzaron posteriormente en un gran abrazo, que acabó con todas las polémicas que se han querido generar esta temporada sobre su idilio.
La cruz del Barça
No obstante, el partido del Barça ante el Getafe no fue perfecto, ni mucho menos. Lo que más se le puede criticar al ex del Atlético es su falta de puntería en momentos clave del choque. Con el Barça sufriendo, y el Getafe acercándose cada vez con más peligro a la portería de Ter Stegen, el galo tuvo en sus botas dos oportunidades clarísimas para sentenciar el encuentro. No osbtante, en ninguna de las dos acertó con su pierna menos hábil.
Griezmann lo intenta ante el portero del Getafe | EFE
La primera se marchó al cielo de Barcelona, pese a que remató completamente solo desde el punto de penalti; y la segunda, después de un gran desmarque en profundidad, disparó cruzado ante la salida de David Doria.
El propio Griezmann se tomó de la mejor manera posible estos errores, y más tras el triunfo. "No podía fallar, quise rematar mejor, pero... me calló en la pierna mala, habrá que trabajar mejor la pierna derecha". No obstante, poco se puede criticar al francés en una noche donde fue el mejor, y donde el conjunto azulgrana se llevó tres puntos claves para seguir luchando por la Liga.