El FC Barcelona venció y convenció. Por primera vez en la era Quique Setién. Tras la dolorosa derrota encajada en Mestalla el pasado sábado, el conjunto azulgrana necesitaba un partido como el de este jueves frente al Leganés. Los catalanes pasaron por encima del conjunto pepinero del primer al último minuto del encuentro.
Griezmann anotó el primero de la velada cuando solo habían transcurrido cuatro minutos. Lenglet dejó el choque visto para sentencia a mediados de la primera mitad. Messi, con algo de fortuna, Arthur, a bocajarro, y otra vez Messi, tras regatear a Cuéllar en el 88', completaron la goleada y el primer gran encuentro de la era Setién.
Vuelta al 4-3-3
Uno de los aspectos más sorprendentes del choque fue el regreso al 4-3-3, sistema que el técnico cántabro aún no había utilizado. En los compromisos ante Granada, Ibiza y Valencia, el FC Barcelona formó con una línea de tres centrales, dos carrileros, tres centrocampistas y dos delanteros que se movían con total flexibilidad por el frente de ataque.
Semedo en el choque frente al Leganés / EFE
Ante el Leganés, Semedo ocupó el lateral derecho y Alba, el izquierdo. Cuando los azulgranas tenían el balón, tanto el luso como el catalán se incorporaban en ataque. Algo que no hacía Sergi Roberto. Setién abandonó la salida con tres hombres para dar más presencia al equipo en ataque, y el Barça lo notó para bien. De hecho, el primer gol vino precedido de una buena internada de Semedo.
Otra de las novedades fue la vuelta de Clément Lenglet al once. El zaguero galo completó un muy buen partido, redondeado con el testarazo que significó el segundo gol de los culés. Está por ver si el técnico pretendía darle descanso a Umtiti o, por el contrario, considera que el exsevillista merece la titularidad. Las dudas quedarán despejadas el domingo contra el Levante.
Ansu, más suelto
El nuevo sistema propició el regreso de Ansu Fati al flanco izquierdo del ataque. Y, visto lo visto, el joven delantero lo agradeció. Se le vio sufrir mucho en los encuentros anteriores, cuando ocupaba la posición de carrilero diestro. Por un lado, no era su perfil idóneo en ataque. Por el otro, le costaba retroceder y defender hasta línea de fondo al lateral rival. Así lo evidenció Gayà en Mestalla.
Ansu Fati celebra un gol con Lenglet y Messi / EFE
Este jueves, contra el Leganés, se vio al hispanobisauguineano mucho más suelto. Encaró a la defensa rival sin complejos, hizo daño con sus desmarques a la espalda de la zaga pepinera e incluso estuvo a punto de marcar. Su intento de vaselina, desviado por Cuéllar, precedió al gol de Arthur.
Habrá que ver si, visto el resultado, Setién apuesta por el 4-3-3 más a menudo. Y es que a veces, muchas, las cosas que funcionan es mejor no tocarlas.