Quique Setién fue una apuesta tan valiente como peligrosa. Cuando el FC Barcelona incorporó al técnico cántabro en lugar de Ernesto Valverde, ya sabía lo que le esperaba. O debía saberlo. El santanderino es un entrenador radicalmente distinto al Txingurri, y en la rueda de prensa de su presentación ya advirtió que modificaría varios aspectos del juego.
La revolución no se hizo esperar. Ya en el primer partido frente al Granada se observaron los primeros cambios. El equipo azulgrana arriesgó menos con el esférico, dominó la posesión de forma aplastante y adelantó las líneas de presión. El control del equipo en el partido creció y, si bien no fue un encuentro espectacular, las sensaciones fueron buenas.
Esquema
Otra de las modificaciones más llamativas ha sido el esquema. Setién ha abandonado el 4-3-3 y ha apostado por un dibujo diferente. Se trata de una especie de 3-5-2, no totalmente puro. En Valencia, Roberto, Piqué y Umtiti conformaron la línea de centrales, Frenkie de Jong, Arthur y Busquets ocuparon la medular, Jordi Alba actuó de carrilero izquierdo, Ansu Fati estaba en la derecha y Messi y Griezmann, en el medio.
Messi abatido en Mestalla / EFE
Un sistema que ya puso en práctica en Ibiza y contra el Granada. Por el momento, no acaba de funcionar como Setién esperaría. Si bien la línea de tres centrales mejora la salida del esférico y Messi y Griezmann empiezan a compenetrarse en ataque, ninguno de los dos carrileros termina de sentirse del todo cómodo.
En el perfil izquierdo, la nueva posición demuestra que, por mucho que Jordi Alba sea un lateral ofensivo, no tiene las aptitudes necesarias para ser carrilero. Funciona más llegando desde atrás que abriendo el campo y buscando el desmarque. En cuanto a Ansu Fati, parece adaptarse mejor a la banda izquierda que a la derecha, amén que a la hora de retroceder sufre, como demostró Gayà en Mestalla.
Desatascador
La solución a este sistema, por el momento fallido, podría ser Ousmane Dembelé. El extremo francés tiene en la velocidad y el regate su principal virtud, y sería otro factor desequilibrante más. Tras más de dos meses apartado de los terrenos de juego, el galo se ha ejercitado parcialmente este martes con el resto del grupo.
Dembelé, en un entrenamiento con el Barça | FCB
No obstante, con la figura del ex del Borussia Dortmund también surgen varias dudas. Por un lado, no es que el manejo de balón sea uno de sus puntos fuertes. Por otro, está por ver cuáles son sus virtudes defensivas, pues quien juegue de carrilero debe ayudar al equipo cuando no tenga el esférico. Por último, pero no por ello menos importante, su físico es una incógnita después de tantas lesiones musculares.
Dembelé puede ser la solución que anda buscando Quique Setién para hacer funcionar el 3-5-2. El cambio de Valverde al cántabro ha sido bestial, el equipo necesita tiempo y la afición, paciencia. Era utópico pensar que todo iba a mejorar en dos semanas.