Quique Setién le debe una a Antoine Griezmann. El delantero francés fue el héroe del FC Barcelona en la remontada frente al Ibiza en dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Cuando más sufrían los azulgranas y más aumentaban los nervios, el galo tuvo la sangre fría necesaria para revertir el resultado.
Entró poco en juego, pero cuando lo hizo, fue decisivo. En el primer gol se sirvió de una gran asistencia de Frenkie de Jong para superar a Germán Parreño. Ya en el añadido, cuando parecía que el partido se marcharía a la prórroga, aprovechó otro buen pase de Jordi Alba para culminar la victoria culé.
El del Atleti
En muchos momentos, Griezmann recordó al del Atlético de Madrid. Ese delantero que durante gran parte de los encuentros apenas entraba en juego, que parecía perdido en el terreno de juego. Cuando aparecía, en cambio, era para ser decisivo, ya fuera a través de pases, asistencias o goles.
Griezmann empuña la sonrisilla de los jugones: "Dos ocasiones y las dos adentro"
El FC Barcelona sufrió para dar con el ariete francés durante los 90 minutos. La telaraña defensiva del Ibiza aisló al galo, que tampoco fue capaz de entrar en juego por sí mismo. Se quedó prácticamente fijado en el frente del ataque y los azulgranas eran incapaces de conectar con los delanteros.
Por suerte para el conjunto catalán, Griezmann está acostumbrado a participar a cuentagotas en los partidos. El miércoles no fue la primera vez. Y, como hacía con Simeone, Antoine sacó las castañas del fuego a Setién. Un revés hubiera desatado el runrún del Camp Nou.
Todas las competiciones
Con su doblete ante el Ibiza, el delantero francés se convirtió en el único azulgrana que ha logrado marcar en todas las competiciones. A los siete goles que ha convertido en Liga hay que añadir el tanto frente al Borussia Dortmund en la fase de grupos de la Champions League y la diana contra el Atlético en la Supercopa de España. Leo Messi es el único que puede emularlo.
Griezmann en el partido de Copa del Rey frente al Ibiza / EFE
En total, Griezmann suma 11 goles y es el tercer máximo artillero del equipo, solo por detrás del 10 y Luis Suárez. Está claro que no es un virtuoso del balón y en ocasiones apenas participa, pero es más listo que nadie. Lee las jugadas a la perfección y, siempre que tiene una oportunidad, no perdona.
Le costó adaptarse al FC Barcelona y al juego del equipo, pero su impacto ha aumentado con el paso de los meses y ha empezado a justificar los 120 millones que se pagaron por él el pasado verano.