Al Barça la valió la épica y la calidad individual. Pero le faltó fútbol e intensidad. El conjunto azulgrana se mostró desorientado durante todo el encuentro por los experimentos tácticos de Quique Setién, y pese a controlar por completo la posesión del balón, esto no le sirvió para protagonizar ocasiones.
Además, todo se complicó mucho más tras el tanto del Ibiza en el minuto 10 de encuentro, que despertó la ilusión de toda la isla pitiusa. Sin embargo, la aparición de Griezmann en los últimos minutos de partido fue suficiente para rescatar a un Barça soporífero. Un gol del francés en el último instante clasificó a los culés para octavos y despertó del sueño a un Ibiza que fue superior, y luchó hasta el último aliento.
Los experimentos no funcionan
Quique Setién creyó que su estreno en Copa del Rey, ante un equipo previsiblemente inferior como el Ibiza (Segunda B), era la oportunidad perfecta para experimentar y poner a prueba algunos de los cimientos en los que quiere sustentar su fútbol en el Barça. Pero, en un torneo totalmente renovado, con eliminatorias a un solo partido y en campo del rival de menos categoría, cada partido es trascendente. Un cambio que premia la intensidad y la ilusión, algo que le faltó a los culés en la primera mitad.
Quique Setién en el partido de Ibiza / EFE
El técnico santanderino apostó de inicio por un cambio total de sistema, con solo un central y Semedo como extremo. Por su parte, decidió potenciar el centro del campo con cuatro futbolistas, y dejó a Griezmann con los canteranos Ansu Fati y Carles Pérez en ataque. Un once de garantías, con todo de futbolistas en dinámica de primer equipo. No obstante, esta vez lo que falló fue la idea.
La apuesta de Lenglet, en su primer partido a las órdenes de Setién, como único central, no funcionó. El francés pagó el hecho de no tener socios que pudiesen cubrir sus errores al no estar acostumbrado al nuevo sistema. Y los baleares aprovecharon este vacío para hacer explotar a las más de 6.500 aficionados que llenaron Can Misses, al adelantarse a los diez minutos de encuentro, gracias a Javi Pérez. El delantero, con la derecha, desde dentro del área y superó a Neto por la izquierda después de una asistencia de Rai, que se coló por banda izquierda.
Javi Pérez, jugador del Ibiza, celebra su gol ante el Barça | EFE
Un gol que sentó como un jarro de agua fría a los culés. Con un dominio total de la posesión, con cuotas que llegaron hasta el 85%, al Barça le faltó garra, intensidad y profundidad en la primera mitad. Los cuatro centrocampistas por los que apostó Setién no consiguieron superar la linea defensiva de Ibiza, y los culés fueron inofensivos en unos 45 minutos donde ni siquiera dispararon a portería. Y los baleares, que estuvieron cerca de anotar el segundo pero el poste lo evitó, se marcharon al descanso como justos vencedores y con la moral por las nubes.
La calidad de Griezmann soluciona el partido
Tras la salida de los vestuarios, no se vio ningún cambio previsible en el Barça. Ni en cuanto a los jugadores, ni tampoco en actitud. Los hombres de Setién se mostraron igual de planos e incapaces de superar la numerosa defensa balear. El primer disparo del conjunto culé ante el equipo de Segunda B tardó 68 minutos en producirse. Un dato que representa a la perfección la nula capacidad ofensiva de los azulgranas.
No obstante, no solo la ilusión cobra una mayor importancia en esta nueva Copa del Rey, sino también la calidad individual. Y entre dos equipos con tanta diferencia de categoría, esta es claramente presente. Así, el Barça, tras ser infinitamente inferior al Ibiza durante todo el partido, consiguió empatar gracias a la magia de De Jong y Griezmann. El francés aprovechó una milimétrica asistencia del holandés para poner las tablas en el marcador y hacer respirar a los culés.
Griezmann, en el partido ante el Ibiza | EFE
Finalmente, el Barça a falta de fútbol, le valió la épica para clasificarse para octavos de final. Gracias sobre todo a un Griezmann que, en su primera gran noche como azulgrana, remató a los baleares con un tanto en el último instante, que despertó de un bonito sueño a un Ibiza que mereció más y fue incluso superior a los culés.