El Barça es colíder de Primera División empatado a puntos con el Madrid. Los jugadores de Ernesto Valverde se atascaron en Cornellá-El Prat (2-2) en el primer partido del año. No consiguieron imponer un juego ofensivo y con la determinación que hubieran querido. Tuvieron en todo momento el control del balón, pero les faltó verticalidad.
En frente tenían a un conjunto que está en apuros, el RCD Espanyol, último clasificado de la Liga con 10 puntos y que estrenaba entrenador, el Pitu Abelardo. En ningún momento quisieron la pelota, pero sí que sabían como hacer daño a un equipo que sigue lejos de su mejor versión.
Hasta la primera media hora, el Barça había perdido todos los duelos aéreos contra los jugadores pericos. De hecho, el tanto de los locales llegó a balón parado. En el minuto 22, Marc Roca colgaba un balón lateral con efecto que era rematado por David López, que lo desviaba ligeramente. Neto Murara no pudo hacer nada.
David López celebrando el gol del Espanyol contra el Barça / EFE
El plan de Valverde no cambió. El equipo seguía buscando hacer daño por las bandas, especialmente con Jordi Alba y Sergi Roberto bien abiertos. De esa insistencia llegaron las mejores jugadas de los azulgranas, concentradas en los últimos minutos del primer tiempo: un remate de cabeza de Messi y una acción individual de Suárez que terminaba con un balín al palo.
Justo a los cinco minutos de la segunda parte, el delantero uruguayo salió al rescate del equipo. Un buen balón de Jordi Alba a media altura era desviado por el 9 entraba por el primer palo de Diego López. En el minuto 57, asistía a Arturo Vidal, que aparecía como un trueno en el segundo palo y marcaba el segundo gol.
La acción que fue determinante para el desenlace del encuentro fue la expulsión de Frenkie de Jong, en el minuto 75. Vio la segunda amarilla y se fue a los vestuarios cabizbajo y consciente del error que acababa de cometer. El Barça lo pagó muy caro y le costó la victoria.
De Jong recibiendo la tarjeta roja contra el Espanyol / EFE
Cuando parecía que los tres puntos viajaban al Camp Nou, llegó la gran sorpresa. Un pase al espacio de Vargas en el 87 dejaba solo al delantero chino Wu Lei y este la cruzaba a la perfección ante Neto Murara. El equipo culé se vio superado en los últimos minutos por los arreones del colista.
Suárez, el mejor del Barça
Luis Suárez no tuvo una primera parte brillante, pero al uruguayo nunca le puedes dar por muerto. Estuvo peleando con Bernardo y Naldo durante todo el partido sin apenas tener espacios. Antes del descanso dejó una gran acción individual, regateando al defensa y mandando el balón en al poste.
A los cinco minutos del segundo tiempo, remató a gol de manera excelente una asistencia de Jordi Alba. Undécimo gol en Liga para confirmar que sigue con la buena racha goleadora. Aunque no estuvo muy activo, apareció en el momento en que más lo necesitaba su equipo: gol y asistencia al chileno.
Arturo Vidal, revulsivo
Arturo Vidal es el revulsivo favorito de Ernesto Valverde. El chileno fue la primera opción del entrenador culé para revolucionar el encuentro. Salió en el descanso por un Ivan Rakitic que pasó con más pena que gloria. El objetivo era desorganizar y generar espacios y así lo hizo.
Arturo Vidal y Luis Suárez celebrando el gol del chileno contra el Espanyol / EFE
Movió el centro del campo y lo aprovechó en ataque. En el minuto 57 tuvo el premio del gol. Luis Suárez buscaba un centro lateral y la puso a la perfección al segundo palo. Allí apareció el chileno con contundencia y superó a Diego López con facilidad.
El dato preocupante
Por sexta vez en 10 partidos lejos del Camp Nou el Barça empieza el encuentro recibiendo un gol. Este sábado fue David López quien hizo saltar la sorpresa en el minuto 22 del partido al desviar un gran disparo de falta de Marc Roca. La guinda al pastel la pondría Wu Lei en el 87.
Los otros partidos ligueros que los culés han empezado con el marcador en contra fueron Athletic Club, Osasuna, Granada, Leganés y Real Sociedad. Tres empates, dos derrotas y una victoria. Un registro preocupante para encarar la parte decisiva de la temporada con optimismo.