Agridulce. Así ha sido el 2019 que despiden los aficionados del FC Barcelona. El año que dejamos atrás empezó muy bien, con paso firme en la Copa del Rey -con dos remontadas- e intratables en la Liga. El Real Madrid de Solari no podía aguantar el pulso a los culés y quedaron descolgados rápidamente de la competición.
Es más, se sacaron muy buenos resultados contra el eterno rival. Hace unas semanas se empataba a cero en el Camp Nou, pero el balance de los clásicos de 2019 es favorable a los culés: dos victorias (0-1 y 0-3) y dos empates (1-1 y 0-0). Eliminados de la Copa del Rey y confirmando el liderato.
En la Champions League tampoco fue mal hasta los momentos decisivos. Se superó a Olympique de Lyon y al Manchester United hasta verse las caras con el todopoderoso Liverpool. El partido de ida, aunque el equipo no brilló en absoluto, dejó un resultado que invitaba a ser optimistas (3-0).
La debacle de Anfield y la final copera
El partido de vuelta de las semifinales europeas fue uno de los peores partidos que se recuerdan de la historia reciente del club. Se llevaba tres goles de ventaja y el equipo no dio la cara en absoluto. Ernesto Valverde salió a especular y con la máxima de “sólo hay que marcar un gol” cayeron los cuatro tantos de los locales.
Resurgieron los fantasmas del Olímpico de Roma y se destaparon todas las vergüenzas del equipo. Una plantilla falta de ánimo y mentalmente muy tocada. Si se ganaba se hacía por inercia no por méritos propios. En frente había uno de los mejores -si no el mejor- equipos de Europa: el Liverpool de Jurgen Klopp. Pagó los errores defensivos y la falta de concentración.
Con la Champions ya en la basura, los culés se enfrentaban al Valencia en la final copera. Todo apuntaba que sería un partido cómodo, pero se convirtió en una auténtica final a vida o muerte y con la continuidad de Ernesto Valverde sobre la mesa. Los de Marcelino García Toral dieron la sorpresa y se llevaron la Copa del Rey.
Una foto de los jugadores del Valencia Rodrigo celebrando un gol en la final de la Copa del Rey /EFE
Dos caídas en dos semanas que, ni con la Liga ganada, se pudo limpiar la imagen del equipo. Muchos aficionados esperaban grandes cambios, pero no ha sido así. El entrenador sigue en su sitio y las vacas sagradas continúan teniendo el poder que tenían en su haber.
La pizca de ilusión
Siempre nos quedará la Liga. Como se encargó de recordar el club para darle la importancia que se merece, es la octava en once temporadas, un hito al alcance de pocos. Muchos apenas la celebraron pues donde estaban puestas todas las ilusiones era en la Champions, pero la competición liguera es la principal para mantener la hegemonía.
Leo Messi ofreciendo el Balón de Oro a la afición / EFE
Más allá de los títulos colectivos, Leo Messi volvió a ser protagonista un año más. Levantó su séptima Bota de Oro y su sexto Balón de Oro. Por si fuera poco, volvió a terminar el curso superando los cincuenta tantos -y ya van nueve- y de él dependen los grandes éxitos de esta temporada.
Las novedades del equipo
De una temporada a otra vimos cambios destacables en la plantilla azulgrana. Llegó Antoine Griezmann y Frenkie de Jong como grandes nombres y ya se han afianzado en el once titular. Son dos perfiles pedidos por Valverde y que sustituyen a dos bajas sonadas.
Antoine Griezmann y Frenkie De Jong en su primer entrenamiento con el FC Barcelona / TWITTER
De Barcelona se despidió Philippe Coutinho, ahora en las filas del Bayern de Múnich. Casi lo hace también Ivan Rakitic, que sonaba con fuerza para reforzar al Inter de Milán, pero que finalmente se quedó en el Camp Nou. Como son las cosas, ahora vuelve a ser titular indiscutible tras meses en el banquillo.
Esperemos que el 2020 sea algo mejor que el 2019. La Liga es el objetivo principal mientras la Champions League es el deseo de todos. Viendo la experiencia del curso anterior, las expectativas no son tan altas y se tiene que ir paso a paso. Ahora a por la Supercopa, Nápoles y seguir.