El Barcelona cerró el año con un importante triunfo ante el Alavés, en el que sumó tras puntos de oro para recuperar el liderato en solitario. Aunque ese premio no llegaría hasta saberse el resultado definitivo del Real Madrid frente al Athletic Club, que empataron a cero en el Bernabéu, y que se quedaron dos puntos por detrás de los azulgranas.
El duelo ante el Alavés no fue una batalla fácil de ganar. El Barcelona se adelantó en el luminoso gracias a otro gran gol de Griezmann y Arturo Vidal amplió distancias con un golazo, tras un excelente pase de Luis Suárez. Pero poco después, el conjunto vasco aprovechó la única llegada hasta ese momento y batió a Ter Stegen para recortar ventaja.
Fue entonces cuando se vivieron momentos de incertidumbre, con un Barcelona dubitativo, que se vio encerrado en su área mientras el Alavés probaba fortuna. El empate a dos estuvo más cerca de lo que muchos hubiesen querido, pero por suerte para los azulgranas, su rival no tuvo el acierto suficiente como para complicarles la vida sobremanera.
Con el 2-1 en el marcador, una falta en el centro del campo entre Umtiti y Wakaso en la que ambos futbolistas vieron la cartulina amarilla, finalizó con un bote neutral. Aleñá, muy pillo, se hizo con el esférico, éste se lo pasó a Suárez y el uruguayo hizo lo propio para Leo Messi.
Lo que D10S quiera
Con el balón en su poder, el argentino, que minutos antes se había cabreado por algunas decisiones arbitrales, fulminó a Pacheco con un golazo desde fuera del área. Así sumó el rosarino una vez más su gol 50 en un año natural.
La importancia de Leo Messi dentro del Barcelona sigue siendo un hecho irrefutable. Ya sea de falta directa o de jugada, el astro argentino parece no tener techo y continua siendo vital para un Barça que no quiere ni pensar en el día de su retirada.
A Messi no le hace falta demasiado para deleitar a propios y a extraños, pues el flamante nuevo Balón de Oro lleva un talento en sus botas que nunca antes se ha conocido y que difícilmente volveremos a ver. Cuando Leo está sobre el césped, el Barça respira tranquilo, mientras la afición azulgrana hace lo propio desde la grada. Messi es sinónimo de gol y sobre el terreno de juego, el argentino hace mucho más poderoso a un Barcelona que sueña con conquistar otro triplete cinco temporadas después.