Tras el regalo del Real Madrid en la última jornada de Liga, los futbolistas del Barça se marcharon todavía más satisfechos a las vacaciones de Navidad. Tras una semana difícil, donde se vieron superados por el eterno rival en el clásico, la situación cambió por completo y ahora las sensaciones són más que positivas en el equipo de Ernesto Valverde. Al menos, a nivel de resultados.
Los jugadores del Barça celebrando un gol contra el Mallorca / FC Barcelona
Los jugadores culés volverán al trabajo el próximo 29 de diciembre con el liderato en solitario bajo el brazo. No obstante, y pese a que el técnico culé siga apoyándose en su famoso resultadismo como argumento a favor de la gran temporada del conjunto azulgrana; la realidad es que los culés están demostrando contra rivales teóricamente inferiores unas carencias y una inconsistencia que preocupa a los aficionados del Barça.
La bipolaridad del Barça
Dejando de lado los resultados, la temporada del Barça está siendo una verdadera montaña rusa a nivel de juego. Los hombres de Valverde están siendo capaces de mostrar un juego vistoso y una lucidez que hacen recordar al mejor Barça; sin embargo, en muchos encuentros, esta clarividencia está desapareciendo de forma repentina y el conjunto culé se está viendo obligado a ir a remolque durante muchos minutos.
El partido ante el Alavés es un claro ejemplo de este hecho. Los azulgranas empezaron el juego arrasando y con una combinación de balón excelsa. No obstante, tras el gol de Griezmann, cayeron en un conformismo que estuvo a punto a comportar que el Alavés empatase el encuentro.
Carles Aleñá fue titular ante el Alavés | EFE
Pero cuando peor estaba el Barça, apareció el de siempre, Leo Messi, para poner tierra de por medio y acabar de sentenciar el triunfo y el liderato para Navidad. Un triunfo agridulce para gran parte de la hinchada culé, que sufrió con la inconsistencia de su equipo.
Un hecho que lleva años repitiendose, y que provocó duras derrotas del Barça de Valverde, como las dos recientes eliminaciones de los azulgranas en Champions ante Liverpool y Roma. Los culés son una verdadera ruleta rusa: capaces de lo mejor y de lo peor en pocos segundos. Y a los aficionados se les está acabando la paciencia con un equipo que tiene que mantener una regularidad en su juego si quiere volver a ser el gran dominador del fútbol mundial.