El clásico en el Camp Nou arrancó con total normalidad pese a las amenazas de los últimos días por parte de Tsunami Democràtic. Con un ambiente más hostil de lo habitual para los merengues, las oportunidades se sucedieron tanto para unos, como para otros, aunque durante la primera mitad el electronico ni siquiera se movió
Desde la grada, el comportamiento hasta el descanso había sido ejemplar, con tan sólo la presencia de algunos cánticos de ‘independencia’ y ‘llibertat, presos polítics’, en momentos concretos.
Ensegundo tiempo arrancó del mismo modo, con idas y venidas para ambos conjuntos, pero sin ninguno que se atreviera a inaugurar el marcador. Cuando Semedo abandó el terreno de juego para dejar su lugar a Arturo Vidal, desde la grada comenzó una lluvia de balones amarillos, tal y como Tsunami había anunciado que se haría.
Pese a los exaustivos registros por parte de la polícia en todas las entradas al estadio, algunos consiguieron colar unas cuantas pelotas de playa que terminaron por aterrizar en el mismo césped del Camp Nou.
Por su parte, el colegiado detubo el encuentro durante unos segundos, mientras los miembros de seguridad retiraban todos los balones. Poco después Arturo Vidal pudo ingresar en el terrano de juego, quien dotó de más contundencia al centro del campo azulgrana.
Cabe destacar que apenas fueron unas 40 pelotas las que acabaron llegando a su destino, algunas otras se perdieron por el camino, aunque tampoco hubo quelamentar más incidentes. Una vez despejado el campo, el encuentro continuó sin ningún tipo de problema y dentro de lo que cabía, la grada supo mantener la calma.