El partido que enfrento al Barcelona y al Inter de Milán el pasado martes en San Siro, carecía de total relevancia para el conjunto azulgrana. Con la clasificación como primeros de grupa ya en el bolsillo, Valverde optó por dar entrada a los futbolistas menos habituales, entre los que destacaron algunos integrantes de la cantera.
Tanto Carles Pérez, como Ansu Fati tuvieron su noche de gloria sobre el verde del Guiseppe Meazza, tras firmar los dos únicos goles del Barça, y lograr así una victoria histórica en el feudo de los italianos.
Precisamente el primero de ellos fue de los jugadores más incisivos del partido, aunque al de Granollers aún le queda camino por recorrer y cometer errores es lo más lógico cuando se peca de inexperto en Primera.
No obstante, para Luis Suárez, que los jóvenes de la cantera se equivoquen ante lecciones, que para él, ya deberían tener aprendidas, es poco menos que un crimen. Y el uruguayo no se cortó un pelo a la hora de abroncar a Carles Pérez.
Ponerse en las botas del otro
El canterano quiso finalizar una jugada de manera individual, en lugar de pasarle el esférico a Suárez, quien tal vez estuviera mejor posicionado. Sin embargo, no fue tan mala decisión del catalán, pues existían espacio de sobras para su remate y en el partido, el Barça no se jugaba nada.
Las formas del charrúa no parecieron ser las correctas, no era necesario recriminarle su error de esa forma tan brusca y menos después de haber cuajado tan buen partido. Hay que tener más paciencia con los jóvenes, darles confianza para que se consoliden, de lo contrario, jugarán con el primer equipo desconfiados y temerosos de ser abroncados por errores naturales de la etapa en la que se encuentran.
Por su parte, Carles Pérez quiso disculparse con Suárez hasta en dos ocasiones, aunque lo cierto es que la riña fue bastante desmesurada por parte del uruguayo. Su compañero del filial, Carles Aleñá, también protestó su jugada, pero dada la amistad entre ambos, las formas fueron muy diferentes.
Un Luis Suárez que debutó como capitán en el Barça después de que Rakitic le cediera el brazalete, para acto seguido, retirarse del terreno de juego. El croata fue quien inició el duelo como capitán en ausencia de Messi, Busquets, Piqué y Sergi Roberto.