El tridente empieza a calibrar, vuelve la ilusión al Camp Nou. Leo Messi y Luis Suárez han estado varias temporadas sin el tercer puntal ofensivo del equipo. Desde que Neymar Junior se fue del Barça en 2017, no ha habido un jugador que se haya consolidado como indiscutible en el extremo izquierdo. Pasaron Phillippe Coutinho y Ousmane Dembelé pero sin éxito.
Este verano, la junta directiva apostó por traer a Antoine Griezmann, un perfil trabajador, pero con gran calidad. Titular desde el primer minuto le ha costado lo suyo adaptarse a sus nuevos compañeros. Era evidente la falta de conexión inicial e incluso se hablaba de cierto boicot por parte del argentino.
Del desencanto al entendimiento
La verdad es que el fichaje del francés generó un malestar en el vestuario culé. Las vacas sagradas querían el regreso del brasileño, pero la secretaría técnica consideró que la mejor apuesta era la del delantero del Atlético de Madrid. Llegó con polémica y sus primeros días no fueron muy esperanzadores.
El efecto balsámico que produce en Griezmann el gol y que precede a la sonrisa / EFE
Leo Messi seguía dolido por el famoso documental de La Decisión emitido en verano de 2018 donde vacilaba a madrileños y catalanes. Consideraba que era una falta de respeto y que su tren ya había pasado. El Barça buscó ficharlo ese mismo verano -cuando más lo necesitaba el equipo-, pero volvió un año después hasta convencerlo.
Sobre el verde apenas conectaban, el capitán no lo buscaba como sí que hacía con otros jugadores como el juvenil Ansu Fati. Estaba claro que había un desencanto del 10. Algo que parece que ya es historia. Ahora se buscan, combinan y celebran los tantos juntos. Un nuevo ejemplo de ello es el partido del Mallorca (5-2), donde el tridente vio portería.
Suárez, clave en la reconciliación
Quien tuvo un papel clave en la adaptación de Griezmann fue Luis Suárez. El uruguayo muy próximo al argentino le convenció que era lo mejor para el Barça, que debían entenderse y que no valía la pena seguir con ese juego. Con la ayuda de los dos, el galo se siente cada vez más cómodo en el vestuario y en la ciudad.
Griezmann, Messi y Luis Suárez tras un gol con el Mallorca / CULEMANÍA
La semana pasada se reunieron los tres con sus respectivas parejas para cenar y estrechar su amistad. Ha empezado una relación que se asemeja mucho a la que tenían con Neymar Junior, siempre muy próximos. Ya lo intentaron también con Coutinho y su mujer, pero el carácter reservado del brasileño le impidió entrar con buen pie en el equipo.
La conexión del mate empieza a dar sus frutos. Antoine es un perfil más abierto que el centrocampista del Bayern de Múnich. Ya tenía amigos dentro del vestuario como Gerard Piqué, Samuel Umtiti u Ousmane Dembelé y eso ha facilitado la cosa. A Messi le gustan -y se entiende con- esos perfiles más abiertos y bromistas, aunque el destaque por su seriedad. Poco a poco le ha ido convenciendo.
Neymar se aleja
La mejor versión del tridente llega a un mes de que se abra el mercado de fichajes invernal. Y volverá sobre la mesa el culebrón Neymar Junior. El brasileño quiere salir del PSG cuanto antes y el Barça es la opción que más le gusta. Se duda que los culés estén interesados por ahora en una inversión de este calibre. Debería esperar a verano.