Volvió a caer. Otra vez. Ousmane Dembelé sufrió una nueva lesión este miércoles en el Camp Nou en el partido de Champions contra su exequipo, el Borussia Dortmund. El delantero galo se retiró del césped cabreado, entre lágrimas, después de lanzar sus botas bruscamente contra el suelo mientras se quedaba tendido en el césped. La frustración se dibujó en su rostro de manera inequívoca.
Ya van nueve lesiones desde que Dembelé viste la camiseta del Barça. Las últimas, a expensas del comunicado pertinente de los servicios médicos del club, fueron en el bíceps femoral de la pierna izquierda. Su baja abrió nuevamente las puertas a Griezmann, que se quedó en el banquillo contra pronóstico y pudo saltar al terreno de juego en el minuto 25, cuando se lastimó el extremo.
Una lesión muscular más para su cuenta particular y que lo apartará nuevamente del grupo, aunque todavía no se sabe por cuanto tiempo. Nuevo contratiempo que parece directamente relacionado con la lesión que sufrió el pasado 19 de agosto en San Mamés y de la que se volvió a resentir el pasado 27 de septiembre. Es la tercera vez que se daña el delantero francés este curso.
Una baja casi constante
La historia de Dembelé es un vaivén. Una historia de desamor y reconciliación, especialmente con la afición que empieza a estar cansada. Se lesiona, se reabre el debate y regresa para devolver la ilusión. Pero de nuevo su físico, con cualidades tan superiores a los rivales como débiles, vuelve a jugarle una mala pasada.
Esta vez no existen rumores sobre una mala alimentación o costumbres ajenas a futbolistas de élite, sino que todo responde a la musculatura extremadamente frágil de un jugador que está generando que la afición empiece a perder la paciencia. Y es que, hasta la fecha, el Mosquito se ha pasado 265 días lesionado.
Un historial preocupante
Esta será su tercera temporada como azulgrana, pero los das primeras han estado marcados por la polémica y las lesiones. Su primer año fue nefasto. Dos lesiones, una de más de cuatro meses de baja, privaron al barcelonismo de disfrutar de un jugador que está llamado a marcar las diferencias en el club azulgrana.
Su primera lesión fue, hasta ahora, la más grave de su carrera. Ocurrió a principios de temporada, en septiembre, y le llevó a perderse gran parte de la primera vuelta en su primer año como azulgrana. Se lesionó ante el Getafe en una jugada que tuvo esta lectura por parte de Valverde: "Quizá, en un jugador con mayor experiencia no hubiera ocurrido". Quiso salvar un balón de la línea de fondo y con un taconazo se rompió el tendón del bíceps femoral del muslo izquierdo co apenas 28 minutos de juego.
Tuvo que pasar por el quirófano y estuvo 106 días de baja en los que se perdió 20 partidos. Regresó a principios de enero, pero la mala fortuna volvió a cebarse con el francés. El 15 de enero cayó lesionado ante el Celta de Vigo por una rotura fibrilar del semitendinoso del muslo izquierdo, sin afectación de la cirugía del bíceps femoral", explicó el club por aquel entonces. Un nuevo varapalo para el francés que se perdió siete partidos.
Mejores sensaciones, pero mismas ausencias
Con su primer año pasado, irrumpió la pasada campaña con fuerza en el once inicial de Valverde pero de nuevo las lesiones se cebaron con el galo. Y, para más inri, siempre en su mejor momento. Ante el Leganés se lesionó por un esguince de tobillo que le apartó de los terrenos de juego durante cinco partidos. Y en el momento más importante de la temporada volvió a caer.
Ousmane Dembelé y Antoine Griezmann durante un entrenamiento del Barça / FC Barcelona
En apenas un mes se lesionó en dos ocasiones. Primero en el bíceps femoral de la pierna izquierda durante el partido ante el Olympique de Lyon. 26 día de baja para más tarde recaer ante el Celta en el minuto 1 de partido ante el Celta por lo que no pudo estar en la final de la Copa del Rey ante el Valencia.
Preocupación máxima
Y es que pese a que muchos destacan que su perfil es propenso a las lesiones musculares --es un velocista con un juego muy explosivo que exige de más a los músculos-- la realidad es que la inversión del Barça no se está amortizando ni económicamente ni deportivamente.
El francés regresó a los entrenamientos antes que el resto de sus compañeros pero de nuevo se verá apartado por problemas musculares. Y con este historial, Dembelé es imposible que acabe de arrancar definitivamente.