El pasado verano, y pese a que la temporada anterior Griezmann ya les cerrase la puerta, el Barça decidió hacer un esfuerzo enorme por el ex del Atlético de Madrid, por el que pagó su cláusula de rescisión: 120 millones de euros.
La apuesta no era mala: el club conseguía a juntar a un Griezmann en su máxima esplendor futbolística y campeón del Mundo, con el mejor jugador de la historia, Leo Messi; y un Luis Suárez que, pese a ya no ser el que era, seguía teniendo el olfato goleador intacto. Sin duda, por nombres, se trataba de una de las mejores delanteras del mundo (por no decir, la mejor).
Messi y Griezmann celebran el gol ante el Villarreal
Sin embargo, han pasado ya prácticamente cuatro meses del inicio de las competiciones oficiales y el rendimiento del delantero galo es preocupante. De momento, está rindiendo más en defensa que en el apartado ofensivo y no está consiguiendo compenetrarse con Messi. Y no será por falta de oportunidades: el galo acumula 15 partidos y 1.210 minutos jugados, donde ha sumado cuatro goles en Liga y todavía ninguno en Champions.
Perdido ante el Celta
El encuentro ante el Celta, que se saldó con una contundente victoria (4-1) gracias al acierto del capitán blaugrana; fue un ejemplo más de que Griezmann no acaba de carburar en el Barça.
Pese a que Valverde apostó por primera vez en la temporada con el galo de nueve y Messi por la derecha, el delantero se quedó una vez más sin ver puerta (un gol en los últimos ocho partidos) y se encontró totalmente bloqueado en el juego colectivo, al conseguir tan sólo 21 pases en 73 minutos, a uno cada tres minutos y medio.
Por ejemplo, su compañero y también criticado Dembelé, en 20 minutos menos de juego (disputó la segunda parte), dobló en pases a su compatriota con 43. En la primera parte Griezmann se quedó en sólo ocho pases, por los 10 del sustituido Ansu Fati. Un dato muy pobre para un jugador del Barça, que basa su fútbol en la posesión.
Además, el ‘Principito’ podría haberse marchado al parón de selecciones con mucho mejor sabor de boca si hubiese estado preciso en la mejor ocasión del conjunto culé (a parte de los goles). Tras una gran jugada individual, Messi cedió el balón a un desmarcado Griezmann, que dentro del área, tiró con más potencia que precisión directo al cuerpo de Rubén Blanco. Justo a continuación, fue sustituido por Suárez, que se llevó más aplausos en su recibimiento que el francés en su despedida.
Peor que en el Atlético
No existe duda de que el Atlético de Madrid, a las órdenes del Cholo Simeone, y el Barça de Ernesto Valverde tienen muchas diferencias, sobre todo a nivel de juego. El club colchonero apuesta por un fútbol mucho más físico y directo; en cambio, los azulgranas buscan construir a través de la posesión del balón. Por tanto, los culés practican un fútbol mucho más ofensivo.
Así, es preocupante el hecho de que el Griezmann del Barça esté sumando menos tanto en goles como en pases que el del Atleti. A estas alturas de la pasada temporada, sumaba 595 pases de rojiblanco, por los 529 de azulgrana. En goles, mejores números también con Simeone que con Valverde: cuatro por seis.
Antoine Griezmann con Ernesto Valverde / EFE
Valverde ha apostado por el delantero francés tanto de falso 9, como en ambas bandas del ataque. Y de momento, el galo no acaba de encontrar su sitio. Sin duda, la calidad la tiene. Y de momento, parece que la motivación y las ganas también. Así que parece cuestión de tiempo de que veamos al mejor Griezmann aparecer, o perderlo para siempre.