No será por falta de oportunidades. Antoine Griezmann no ha entrado bien en Can Barça. Fue la gran apuesta culé del mercado veraniego pero sus aportaciones dejan bastante que desear. Excepto un partido -contra el Villarreal- lo ha jugado todo de inicio, pero aún le queda mucho para mejorar.
Este sábado desaprovechó una nueva oportunidad contra el Celta de Vigo. Sin Luis Suárez -que salía de lesión- empezó el encuentro como falso delantero centro, acompañado de Leo Messi y Ansu Fati. Fue el más apagado de los tres. El canterano no consiguió desbordar, pero, al menos lo intentó.
Tuvo una gran ocasión en el segundo tiempo, a pase del argentino pero la falta de confianza consigo mismo es brutal. Disparó sin apenas levantar la cabeza y el balón salió a córner tras la parada de Rubén Blanco. La falta de feeling con el 10 parece que se lo está comiendo,
Antoine Griezmann fallando la ocasión frente Rubén Blanco / FC Barcelona
A menudo se le ve más en defensa que en ataque, algo preocupante teniendo en cuenta que era la referencia ofensiva del Atlético de Madrid. Se sacrifica muy bien para el equipo, pero no ha venido a hacer eso. Su papel es ser fundamental en los últimos metros. Solo suma cuatro goles este curso.
La suerte está echada
Aunque estos primeros meses de Griezmann no invitan al optimismo, puede ser que a la larga se gane la confianza de sus compañeros y, poco a poco, se vaya soltando. Messi se ha entendido muy bien a lo largo de su carrera con otros delanteros luchadores, como es el francés.
Con Samuel Eto’o, Luis Suárez y Pedro Rodríguez levantó una Champions con cada uno sobre el verde. Estos delanteros tenían dos características claras: una que tiene el galo y otra que le falta. El sacrificio es indudable, pero se echa de menos sus tantos, aunque nunca haya sido un perfil muy goleador.
Griezmann y Messi celebrando un gol frente al Eibar / EFE
Tener talento no garantiza un buen entendimiento con el capitán del Barça. Pasaron como más pena que gloria por el Camp Nou delanteros de talla mundial como Ibrahimovic, David Villa -con quien ganó la Champions pero terminó mal-, Alexis Sánchez, Coutinho o Paco Alcácer. Fuera del club han triunfado, pero al lado de Messi se empequeñecieron hasta desaparecer. Algo que empieza a suceder en el17.
Griezmann está avisado. Lo tiene que dar todo antes de que sea demasiado tarde. Para convencer necesita algo de lo que Ansu Fati, más del gusto del argentino, le sobra: descaro. No le hemos visto aún el carácter que mostraba en el Wanda Metropoloitano o incluso en Anoeta. Por suerte suya, tiene tiempo de mejora pero no se puede confiar. Los precedentes hablan por sí solos.