Si hay un jugador que representa a la perfección el tedioso juego del Barça esta temporada, ese es Ousmane Dembelé. El francés está siendo el fiel reflejo de un equipo sin recursos, precipitado en muchos tramos del encuentro e incapaz de superar las estrategias defensivas rivales.
Tras su polémica no convocatoria ante el Levante, Ernesto Valverde ya comentó en rueda de prensa que el delantero tiene que “buscarse su sitio como todos. Tendrá que intentar mantenerse y que no le quiten el lugar cuando tenga su opción". Así, el ex del Dortmund tuvo su primera oportunidad de convencer al técnico ante el Slavia, y no la aprovechó.
Demasiado impreciso
El Barça no pasó del empate a 0 ante el Slavia de Praga en el Camp Nou. Los culés protagonizaron un horrible partido tanto a nivel táctico como de intensidad, y ven como se les complica el pase a los octavos de final de la Champions tras sumar solo un punto ante los checos en casa.
Dembelé, que formó junto a Messi y Griezmann una delantera inédita, se mostró muy activo durante todo el encuentro e intentó desmontar la telaraña defensiva rival con su velocidad. Sin embargo, este exceso de motivación por parte del francés provocó también una continua falta de precisión en sus acciones y en sus pases.
Tal y como comentó TV3, el extremo galo tocó solo 27 balones durante todo el partido. Pero el dato que realmente deja muy tocado a Dembelé es que 9 fueron balones perdidos. Un 33%. Una cifra ante la que es difícil justificar la actuación del francés, que cada vez está viendo su papel más cuestionado dentro del club.
Una montaña rusa
Y es que Dembelé, pese a tener solo 22 años y haber costado al club 125 millones de euros, está agotando la paciencia de muchos responsables del club. No solo por su rendimiento deportivo, ya que al fin y al cabo, tiene todavía mucha carrera por delante para mejorar; sino por sus contratiempos físicos y sus problemas extradeportivos.
Desde que llegó a Barcelona en verano de 2017, y a las órdenes de Ernesto Valverde, el galo ha disputado un total de 71 partidos, donde ha podido anotar 19 goles y repartir 17 asistencias. Unos números nada malos que se han visto manchados por sus constantes lesiones.
Dembelé en un lance frente al Slavia/ El Adelantado.
El delantero se ha pasado la mitad de tiempo que lleva en el club lesionado. Y su historial incluye dos esguinces de tobillo y cinco lesiones musculares, de las que cuatro han afectado a su pierna izquierda, la misma de la que fue operado tras su primera lesión grave.
Además, también ha sido protagonista de algunos asuntos extradeportivos que marcaron su segundo año en el club culé. Entre las más llamativas, cuando en noviembre de 2018 no avisó al club de que no iba a ir a entrenar (por una gastroenteritis) y estuvo hora y media sin dar señales de vida; o cuando en agosto no acudió a unas pruebas médicas del club. Además, también fue criticado por llegar solo dos minutos antes al partido entre Barça y Betis. Un hecho que comentó el seleccionador francés Didier Deschamps cuando fue preguntado por ello, y afirmó que "tiene la costumbre de llegar tarde, conozco sus excusas".
La aparición de Ansu Fati
Además, el mal inicio de temporada de Dembelé está coincidiendo con el surgimiento de una de las grandes perlas de la Masía, y que rápidamente se está ganando el corazón de todos los culés: Ansu Fati.
El joven jugador de 17 años recién cumplidos ha demostrado en los minutos que ha estado en el terreno de juego una enorme perspicacia y descaro. Incluso, con las bajas de Messi y Suárez, el hispano-bisauguineano cogió la responsabilidad en ataque del equipo por encima de jugadores con mucho más nombre.
Así, Dembelé tiene que hacerlo muy bien para recuperar terreno ante un futbolista que es la sensación y gran esperanza para los aficionados culés; y que ya es incluso historia del Barça.