El FC Barcelona ha vuelto a las andadas. Encadenó siete victorias consecutivas tras el batacazo de Granada, pero la derrota ante el Levante y el tropiezo contra el Slavia de Praga demuestran que la mejora del equipo respecto al mes de septiembre es mínima. Ya con Messi de vuelta, al conjunto azulgrana le sigue costando mucho crear ocasiones y sigue siendo débil defensivamente.
Ante el cuadro checo los azulgranas gozaron de más llegadas que su rival, pero a decir verdad fueron ligeramente inferiores a un bloque con peor plantilla y con menor presupuesto. Uno de los señalados por la mala actuación del Barça fue una de las mal llamadas vacas sagradas, Gerard Piqué.
Dato demoledor
El central catalán volvió a completar un partido discreto, que no malo. Se le vio algo justo cuando el Slavia se acercaba al área de Ter Stegen. No falló, pero tampoco destacó. Achicó agua como pudo y no se complicó la vida cuando el FC Barcelona robaba el balón cerca de la portería del alemán. En ciertas fases del choque dio la sensación de ir algo ahogado.
Gerard Piqué en el partido contra el Slavia de Praga / EFE
El único error que cometió estuvo a punto de costarle un disgusto a los de Valverde. Perdió el esférico ante Olayinka en campo propio y no tuvo más remedio que derribarlo. Vio la tarjeta amarilla por la acción, la tercera de la competición, y se perderá el choque frente al Borussia Dortmund. La estadística es alarmante: ha visto nueve amarillas en 14 partidos. El curso pasado recibió siete en 52.
Un dato que demuestra que, en comparación al curso pasado, donde estuvo excelso obviando el choque de Anfield, le cuesta más retroceder y ganar el duelo físico a sus rivales. Un sector del Camp Nou considera que el rendimiento del zaguero ha bajado y este martes, tras el duelo contra el Slavia, se marchó con pitos del terreno de juego.
Sin autocrítica
Después del encuentro, antes de marcharse al túnel de vestuarios, Piqué compareció en zona mixta y analizó el encuentro. Como viene siendo habitual, el catalán no hizo autocrítica pese a que la imagen del equipo dejó mucho que desear: "En la primera parte han tenido ocasiones, pero en la segunda hemos controlado el balón, hemos llegado pero la pelota no ha querido entrar. Me quedo con que hemos generado peligro".
Gerard Piqué en el choque contra el Slavia / EFE
Gerard añadió que "a pesar de empatar las sensaciones no son malas". Solicitó "mantener la cabeza fría porque estamos en una buena posición en todas las competiciones, líderes en la Liga y la Champions. Hay que mantener la calma e intentar mejorar". Por último, el zaguero recalcó que "el año de Luis Enrique primero no tuvimos buenos resultados y luego ganamos el triplete. Paciencia, el equipo se esfuerza al máximo".
Ni el técnico ni los jugadores se disponen a hacer autocrítica de algún tipo cuando no solo el juego, sino también los resultados, son malos. Y cuando hay alguno que lo hace, al vestuario no le hace ninguna gracia.