Fatal. Partido horroroso el que brindó el FC Barcelona en el Ciutat de Valencia. Los azulgranas cayeron estrepitosamente contra el Levante (3-1) en una nueva actuación para el olvido donde destacó el abultado número de decisiones cuestionables de Valverde.
Si bien es cierto que hay una buena parte de la afición contraria al Txingurri desde hace mucho tiempo, especialmente tras la debacle de Anfield, no menos cierto es que su pragmatismo le hace ser un entrenador que genera más discusión por la idea de juego que por las decisiones que toma. Normalmente buen lector de partidos, donde más suele fallar es en el espíritu que transmite al equipo.
El Barça de Valverde suele ser conservador, espeso en el centro del campo pese a sus soberbios jugadores, y demasiado dependiente de sus estrellas en las áreas (Messi y Ter Stegen). Pero, al menos hasta el año pasado, el técnico solía mostrar un criterio sólido en las alineaciones y a la hora de realizar los cambios. No fue así contra el Levante.
Dembelé, el primer pecado
El primer pecado capital del Txingurri sucedió en la convocatoria del viernes. El técnico sorprendió a todos y podría decirse que, incluso, se traicionó a sí mismo al dejar fuera de la lista a uno de los jugadores que más le gustan, Ousmane Dembelé.
Imagen de archivo de Semedo y Dembelé en un entrenamiento con el Barça / EFE
El delantero galo, que costó 105+40 millones de euros, volvía a estar disponible tras cumplir dos partidos de sanción por su polémica expulsión contra el Sevilla tras llamar “malo” a Mateu Lahoz. En contra de lo habitual, Valverde decidió no contar con él y lo dejó fuera de la lista, a pesar de que no fue castigado en Praga.
El entrenador extremeño siempre ha demostrado confiar mucho en el delantero francés cuando está disponible –sus lesiones son habituales y también sus salidas de tono que en ocasiones le cuestan castigos– y su velocidad podía ser una buena arma contra el Levante. Sin embargo, Valverde reconoció que lo dejó fuera “por decisión técnica” destapando una preocupante contradicción o, peor aún, falta de criterio.
Errático cambio táctico
Su ausencia, junto a la lesión de Luis Suárez durante el partido, obligó al técnico a tirar de recursos de la cantera como son Carles Pérez, primero, y luego Ansu Fati, para tratar de resolver un partido horrible contra los granotas el día que se celebraba el 40 aniversario de La Masia. La fórmula no salió bien porque la presión era elevada para dos jugadores tan jóvenes en un escenario muy exigente, ante un rival duro y feroz. Especialmente espeso estuvo Carles, que pasó por delante de Ansu de manera también sorprendente. Segundo error.
Carles Pérez y Griezmann cambiaron posiciones en el Levante-Barça / EFE
Tampoco le salió bien a Valverde la improvisación táctica que firmó con la salida del delantero uruguayo del verde. Griezmann pasó a la derecha, aunque estaba generando peligro por la izquierda, que pasó a estar ocupada por Carles Pérez. Mientras que Leo Messi se fue hacia el medio para jugar de falso nueve. Movimientos que esterilizaron a un Barça que desapareció y terminó siendo engullido por el Levante, que anotó tres goles en siete minutos.
Tercer partido sin Busquets, tercera derrota
Otro error del Txingurri estuvo en la alineación. Precisamente conociendo las dificultades del Levante, y los problemas que sufre el Barça fuera de casa, sorprende que se quedase fuera del once su jugador más experimentado en el centro del campo: Sergio Busquets.
Ernesto Valverde con Sergi Roberto y Busquets en un entrenamiento / EFE
Si bien no estamos ante su mejor temporada, el de Badía sigue mostrando gran solvencia y su veteranía se agradece en este tipo de escenarios. Como dato, cabe destacar que las tres derrotas del Barça este año han sido sin Busquets en la alineación titular. Curiosamente, todas fuera de casa: San Mamés, Los Cármenes y el Ciutat de Valencia.
Arturo Vidal, mejor como revulsivo
El error se agravó en este caso al apostar, el técnico, nuevamente por Arturo Vidal. El futbolista chileno, generoso en el esfuerzo como pocos, es también un jugador caótico, revolucionario y antónimo de control. En partidos así es mucho más útil que Vidal entre desde el banquillo para reforzar el partido que de inicio. Recordemos que fue titular en los dos fatídicos partidos contra el Liverpool. Apostar por el chileno cuando se pretende jugar a dominar con el balón es contradictorio.
Arturo Vidal en un lance del Levante-Barça / EFE
Otra decisión polémica de Valverde consistió en dejar a Jordi Alba en el banquillo. El lateral izquierdo terminó tocado el último partido, pero fue convocado y se supone que estaba para jugar, ya que Junior Firpo se quedó en la grada a última hora. Pese a ello, el técnico apostó por jugar con Sergi Roberto en banda derecha y Semedo en la izquierda.
Falta motivación
Por último, cabe añadir una gran cuenta pendiente de Valverde, el séptimo pecado capital en Valencia: la motivación. El técnico tiene fama de ser un gran gestor de egos, tiene la virtud de saber mantener en paz al vestuario. Sin embargo, se está destapando como un nefasto motivador y, precisamente, motivación es lo que más se echa en falta este año a unos jugadores acostumbrados a ganarlo todo.