Arthur se ha convertido ya en una pieza indispensable del medio del campo del Barça. Junto con De Jong, son los dos responsables de salvaguardar el estilo que Johan Cruyff consagró en su momento en el conjunto azulgrana, basado en la posesión del balón y el movimiento constante de los futbolistas dentro del terreno de juego.
Sin embargo, la adaptación de Arthur al club y a Europa no ha sido del todo fácil. Procedente del Gremio, el brasileño llegó a Barcelona en el verano de 2018 con la presión de ser considerado el “nuevo Xavi” del conjunto azulgrana.
Problemas físicos y de confianza
Pero en su primera temporada, el centrocampista pecó de no ser lo suficiente valiente a la hora buscar pases verticales, y apostar en el 90% de las ocasiones en jugar en corto con sus compañeros. Pese a que los números de eficiencia de Arthur siempre han sido espléndidos, se trataba de acciones que no comportaban un peligro excesivo en la defensa rival.
Un hecho totalmente entendible teniendo en cuenta que se trataba de un jugador de solo 22 años que vivía su primera temporada en el fútbol europeo, y ya era importante en una de las superpotencias mundiales.
Arthur en un partido con el FC Barcelona / EFE
Por otra parte, Arthur se vio resentido también a nivel físico. El ritmo y la exigencia en Brasil no es el mismo que en España, y el centrocampista lo notó. De los 27 partidos de Liga que disputó la temporada pasada, no completó el duelo entero en ninguno. Además, su estilo de juego plano y horizontal hizo que no pudiese ayudar al equipo en ataque, en forma de asistencias y goles.
Un jugador totalmente diferente
Esta temporada, Arthur parece totalmente diferente. Ha aplicado en su vida tanto personal como futbolística unos cambios que le están permitiendo disfrutar de más minutos y mejor fútbol. El brasileño, tal y como fue reclamado por el cuerpo técnico, está siendo mucho más vertical y profundo, lo que le está llevando a pisar más área. Un hecho que se transforma en dos goles y tres asistencias este curso, cuando en la campaña pasado solo consiguió dos pases de gol.
Este estilo de juego evolucionado le está llevando a convertirse en una pieza esencial e insustituible del conjunto azulgrana. Es un fijo en los onces de Valverde, y ha sido titular en todos los choques menos en uno.
Además, se está viendo a un Arthur mucho más fresco físicamente. En primer lugar, por las rotaciones que está teniendo que hacer el técnico fruto del overbooking en la medular azulgrana (Busquets, De Jong, Vidal, Rakitic, Sergi Roberto y Aleñá).
Y en segundo, porque el jugador se está cuidando como nunca a nivel físico, desde las comidas hasta las horas de sueño. “Tenía que mejorar en varios aspectos, lo hablé con los técnicos, me entrené duro, hice un sacrificio extra volviendo antes a los entrenamientos... Este es el camino”, resolvió el jugador al inicio de esta pretemporada al tiempo que agradecía a los preparadores del club la dedicación con él.
Cambio también en la mentalidad
Finalmente, no se trata solo del cambio físico y a nivel de juego de Arthur en el Barça. Toda su evolución se basa en un cambio en la mentalidad. Un hecho que no es fácil para un jugador tan joven.
Un claro ejemplo de esta transformación se puede observar en el hecho de que, hace unas semanas y tal y como publica El País, Arthur salió a cenar por Barcelona con Neymar (que en esos momentos estaba citado para el juicio del Barça). Y una vez acabó su cita con el delantero del PSG, el centrocampista decidió marcharse a casa antes que a la discoteca.
Imagen de archivo de Arthur y Neymar / EFE
“Arthur aprendió muchas cosas el año pasado. Una de estas fue la de la fiesta de Neymar (el curso pasado le pillaron en París de juerga cuando no tocaba). Solo estuvo cenando con un amigo suyo y no tengo nada de qué preocuparme”, comentó Valverde sobre este hecho.
Así, parece que Arthur ha descubierto los pasos correctos a seguir para acabar de convencer al técnico culé y convertirse en el centrocampista que el Barça necesita.