Nueva victoria culé en Champions League. En menos de cuatro días, el Barça vuelve a liderar Primera División y el grupo en Europa. Esta noche firmó una victoria muy trabajada -y sufrida- contra el Slavia de Praga, un rival que no lo puso nada difícil.
Los culés se avanzaban en el marcador a los dos minutos de juego tras una mala salida de balón de los locales. Este caía en los pies de Leo Messi que asistía a Arthur Melo, el brasileño tras varios toques amenazando con el remate le devolvía al argentino y el 10 no fallaba. Nada fue tan fácil como parecía.
El equipo de Ernesto Valverde vivía de los errores del rival, los checos no dudaban en sacar el esférico jugado desde atrás y esto provocó varios errores que no se pudieron castigar. Parece que se repetía la consigna de partidos anteriores y el juego directo era la mejor manera de romper el partido.
Los jugadores del Barça celebrando el primer gol del Barça / EFE
También de juego directo llegaron las ocasiones del combinado checo. A pocos minutos de la segunda parte -50- firmaron la igualada. La reacción culé no tardó, concretamente siete minutos después y a balón parado. Un centro del argentino era rematado por Luis Suárez que terminaba entrando tras dar en un rival. El marcador no se movió (2-1).
El Barça terminó los últimos minutos del encuentro contra las cuerdas y pidiendo la hora. Los checos creían en la gesta hasta el último minuto y lo intentaron de todas las maneras posibles, pero sin suerte.
Defensa muy blanda
El Barça firmó en Eibar el tercer partido de la temporada sin encajar un gol. Poco duró la buena racha de fiabilidad. El juego directo y por bandas del Slavia mostró otra vez las carencias defensivas de los azulgranas. Ya estuvieron cerca de marcar en el primer tiempo en que Piqué hizo varios errores impropios de él como una mano o faltas de concentración.
Los juagdores del Slavia celebrando el tanto del empate / EFE
A principios de la segunda llegó el tanto de los locales con Lenglet como principal señalado. Un balón en largo dejaba vencido al francés ante Stanciu. Este asistía a su compañero Borfil y marcaba a placer. Si se quiere levantar la sexta orejona se deben pulir estos desajustes defensivos.
Ter Stegen, el salvador
Como está siendo habitual en Champions League, Ter Stegen fue de nuevo uno de los más destacados. Empezó el encuentro bastante tranquilo, pero poco a poco le fue surgiendo trabajo. En el minuto 19 sacaba un pie crucial para evitar la igualada cuando ya estaba casi vencido.
Minutos más tarde volvió a aparecer de nuevo. En el 35 el Slavia combinaba a la perfección y se plantaba con un mano a mano frente al arquero alemán, nueva parada de nivel superlativo. Un minuto después lo volvían a exigir con un vuelo evitando que el balón entrara por la escuadra. A los checos les parecía imposible la actuación del arquero.
En la segunda parte poco pudo hacer con el gol del Praga. La defensa lo dejó vencido con el lateral y éste lo fusilaba a pocos metros de la línea de gol. En las otras ocasiones que tuvo que intervenir estuvo muy seguro y sereno, sobre todo en el final del encuentro, cuando más apretaban los locales.
Messi, recuperador y goleador
Si Ter Stegen fue el nombre destacable en defensa, en ataque se debe destacar el de siempre, Leo Messi. En el segundo minuto recuperaba un balón tras un error en la salida de balón de los locales y éste terminaba en la red. El argentino tenía ganas de Champions y se notó en sus apariciones.
A finales del primer tiempo, en el minuto 39 volvía a hacerse con el esférico y le cedía a Luis Suárez que tenía muchos metros para encarar al portero. Su lentitud llevó al equipo terminar la jugada en estático y con un disparo de Frenkie de Jong. Una opción desaprovechada, en ese momento, para hacer el segundo.
Leo Messi disputando un balón en el Slavia de Praga-Barça / EFE
Su omnipresencia no desapareció en la segunda parte. Asistió en el segundo gol a balón parado y no dejó de intentarlo. Fue el único capaz de organizar las acciones ofensivas del equipo y llegó a fallar un gol muy fácil para él en el último cuarto de hora.
Adiós a la maldición (o no)
Cuatro años y un mes más tarde, Luis Suárez volvía a ver portería en Champions lejos del Camp Nou. Un centro de Leo Messi terminaba en los pies del uruguayo que, casi sin ángulo, hacía rebotar el balón en el cuerpo de Olayinka y superaba el portero. Aunque el uruguayo lo celebró como suyo el árbitro le dio al jugador del Slavia en propia puerta.