El Barça venció no sin sufrimiento al Slavia de Praga en la tercera jornada de la fase de grupos de la Champions. Los hombres de Ernesto Valverde, pese no hacer un gran partido, contaron con la inspiración de Ter Stegen en portería y Messi en la zona atacante para ganar por la mínima (1-2) y acercarse a los octavos de final de la competición.
El capitán del conjunto culé fue el encargado de abrir el marcador cuando solo se llevaban tres minutos de partido. Tras una gran recuperación del mismo astro argentino; Messi combinó con Arthur y definió a la perfección con un toque suave y raso para superar a Kolar y poner en ventaja al equipo azulgrana. Además, con ese tanto el de Rosario encadena ya 15 Champions consecutivas anotando, como mínimo, un gol.
Pero el partido de Leo no se resume solamente con el gol, sino que La Pulga se mostró omnipresente durante los 90 minutos y no dejó en ningún momento de buscar un nuevo gol que diese una mayor tranquilidad a su equipo.
Pesadilla para los rivales
El Slavia de Praga se presentó al partido sin renunciar al estilo de juego que le ha caracterizado esta temporada: una presión muy alta para intentar evitar que el Barça saliese con el balón controlado. Una estrategia que les funcionó durante muchos minutos de partido, pero que también provocó que los delanteros del equipo azulgrana se encontrasen muchas veces con grandes espacios para atacar.
Unos huecos que Messi intentó aprovechar durante todo el encuentro, y se convirtió en una pesadilla ante sus rivales. Pero el principal contrincante contra el que se enfrentó el 10 fue el lateral izquierdo Boril, que buscó todas las maneras posibles de parar al argentino.
Leo Messi disputando un balón en el Slavia de Praga-Barça / EFE
E incluso en el minuto 63 de partido, el futbolista checo fue protagonista al propinar un codazo al delantero argentino en la boca del estómago. Una acción antideportiva que provocó el enfado de Messi, que no dudó en recriminarle el golpe.
Finalmente, todo se saldó con una amonestación al jugador del equipo checo y algunos encontronazos posteriores entre los dos futbolistas que no desencadenaron en más. Pero sin duda, se trata de un nuevo ejemplo de lo difícil y angustioso que puede ser para un defensa parar a Messi; y cómo la calidad individual y técnica de la pulga puede hacer que cualquier jugador salga de sus casillas.