La prensa aludía a tímidos contactos, el vestuario del Barça apoyaba su regreso pese a las dudas sobre la viabilidad de la operación y la directiva azulgrana jugaba al despiste. No las tenían todas consigo y, ahora, las sospechas se han confirmado. El último en hablar sobre su fichaje frustrado fue Leo Messi.
En su última entrevista a RAC1 reconoció su miedo y las sospechas de todo el barcelonismo. "Pensé que en un momento de este mercado si no venía aquí se iba al Madrid porque tenía muchas ganas de irse y lo había manifestado y creía que Florentino y el Madrid iban a hacer algo". Un movimiento que no se produjo con una oferta formal dadas las pretensiones económicas del PSG a la que Florentino Pérez no accedió, siguiendo su estrategia futura de fichar a Kyllian Mbappé, la otra estrella parisina y que cuenta con una mayor proyección que el brasileño dada su edad.
Las urgencias por salir del Parque de los Príncipes, a cualquier precio y a cualquier destino con tal de abandonar su cárcel de oro, llevaron a Neymar a coquetear con el vestuario blanco y conocer de primera mano cual era la postura de un vestuario plagado de estrellas.
Contactos constantes
Casi dos meses después, los rumores se confirman. Neymar intercambió mensaje con distintos pesos pesados del vestuario del Real Madrid mientras aseguraba que su único destino posible era el Barça. La realidad fue distinta. Fue su única opción una vez Florentino se echó a un lado.
Los guiños del madridismo a su llegada no fueron casualidad. Ramos le abrió las puertas y Marcelo, compañero de selección, hizo lo propio. Dos capitanes con mucha autoridad en Concha Espina. Al parecer, el carioca se mensajeó con Ramos, Casemiro también compatriota, Marcelo y Modric.
Neymar en un encuentro con Brasil / EFE
Algo que también se traslado a las redes sociales, cuando el padre de Neymar siguió a Sergio Ramos. Un guiño en toda regla. La información publicada data de contactos constantes hasta el 20 de agosto, cuando el club de Chamartín descartó el fichaje de Neymar. Una incorporación que suponía un dispendio de 200 millones de euros, inviable para las arcas blancas. Fue a partir de entonces, cuando el padre del jugador y el propio futbolista, centraron todos sus esfuerzos en volver al Camp Nou.
Coquetearon con quien pudieron con tal de salir de París, pese a que el Real Madrid es el eterno rival del Barça y pese a los lazos que le unen con el vestuario azulgrana.