El inicio de temporada no fue nada sencillo para Arturo Vidal. El futbolista chileno, que acabó el pasado curso siendo prácticamente imprescindible, vio como tras el verano había pasado a ser el sexto centrocampista de la plantilla. Se quedó fuera de la convocatoria para el partido frente al Athletic y después encadenó hasta ocho suplencias consecutivas. Hasta el choque con el Inter de Milán solo había disputado 69 minutos.
En el duelo contra el conjunto italiano cambió todo. Entró a falta de 37 minutos para el final y revolucionó el encuentro por completo. Su intensidad y trabajo defensivo hicieron sufrir a los de Conte. Su facilidad para llegar al área y su desorden táctico hicieron despertar al FC Barcelona del letargo. Con él sobre el verde, el equipo azulgrana pasó del 0-1 al 2-1.
El error de Anfield
Cuatro días después, frente al Sevilla, Arturo Vidal disfrutó de la primera titularidad de la temporada. Pero su rendimiento no fue tan satisfactorio como el que había ofrecido en el duelo europeo. Su nula capacidad para aguantar el balón, sus errores con el esférico en los pies y su poco rigor táctico esta vez, más que una ayuda, fueron una molestia.
Una foto de Arturo Vidal durante el partido ante el Sevilla / EFE
Marcó el segundo gol de un Barça que acabó ganando 4-0, pero a decir verdad el resultado no pudo ser más engañoso. El conjunto hispalense fue superior a los azulgranas durante gran parte del encuentro y tuvo varias ocasiones para ponerse por delante en el marcador, pero Luuk de Jong las desperdició todas.
Cabe recalcar que no es que Arturo Vidal diera un mal nivel, sino que no es lo que necesitaba el FC Barcelona. Algo similar ocurrió hace más de cinco meses en Anfield. Tras ganar el partido de ida 3-0 con el futbolista chileno en el once, Valverde volvió a apostar por el chileno en el encuentro de vuelta. Un día en el que el conjunto azulgrana necesitaba calma, temple y aguantar el esférico, jugó Arturo Vidal.
Revulsivo de oro
Y evidentemente, salió mal. Muy mal. Y como sucedió ante el Sevilla, el futbolista chileno completó un buen partido. Incluso en Anfield fue el mejor azulgrana sobre el césped. Le iba como anillo al dedo el ritmo de partido que propuso el Liverpool. Pero al equipo catalán no. Arturo tiene muchas virtudes, pero la capacidad para mantener la posesión y rebajar la velocidad de juego no están entre ellas.
Una foto de Arturo Vidal marcando su gol al Sevilla / FCB
En este Barça, que necesita el balón para que los Messi, Griezmann, De Jong, Busquets, Arthur y compañía exhiban su mejor versión, el ex de la Juventus no debería ser titularidad salvo en contadas excepciones. Como sucedió la pasada temporada, el rol que mejor se adapta a sus condiciones es el de revulsivo, de jugador número 12.
Para remontar un encuentro es impagable. Lo cambia todo en apenas un par de minutos. Pero como se evidenció en Anfield y contra el Sevilla, no es el jugador ideal para aguantar el balón y construir una victoria con temple. Arturo Vidal difícilmente falla porque tiene un gran nivel. Pero que dé un buen rendimiento no significa necesariamente que eso sea buena señal para el conjunto del equipo. Paradojas futbolísticas.