Antoine Griezmann tiene un respiro con la selección gala, pero el calendario acecha y en apenas dos semanas vivirá su primer clásico como azulgrana. Un partido en el que apunta a titular indiscutible tras la sanción de dos partidos que ha recibido Ousmane Dembelé tras la roja directa que le enseñó Mateu Lahoz durante el partido ante el Sevilla.
El francés se postula como uno de los integrantes del tridente ofensivo azulgrana para Eibar y el clásico, pero todavía tiene mucho que demostrar. En su primera rueda de prensa, previa al Barça-Inter, repitió por enésima vez que necesita tiempo para desplegar su mejor juego.
Su carácter, optimista, abierto y simpático, augura que no será la segunda parte del fracaso de Coutinho, pero tiene otros frentes abiertos igual de complejos.
El vestuario
Mientras su mejor juego está por llegar --solo brilló ante el Betis con un doblete excepcional-- otro de los retos pendientes es ganarse la confianza de los pesos pesados del vestuario. Todos saben que es un jugador excepcional, pero durante la ausencia de Leo Messi y Luis Suárez, no asumió los galones esperados y junto al charrúa, fue el 9 quien lideró al equipo.
Una foto de Antoine Griezmann lamentando una ocasión contra el Inter de Milán / FCB
Algo que se suma a las aparentes distancias que mantiene Leo Messi hacia el francés. El argentino aseguró en su última entrevista a RAC1 que en ningún momento vetó al galo, pero también se mostró más cercano a Neymar: "Él viene de jugar diferente a lo que hacemos aquí pero no tenemos duda que lo hará porque es un jugador de mucha calidad e inteligente y se terminará adaptando. Es mentira que no quería a Griezmann".
A lo que añadió:"Lo dije el primer año que se quería traer. Me acuerdo de declaraciones que hice de que era uno de los mejores y los mejores son bienvenidos, nunca tuve ningún inconveniente con que venga, lo contrario, así que eso es mentira", explicó el capitán azulgrana.
Unas declaraciones que todavía tienen que plasmar en el verde con conexión, juego y sobre todo goles. La esperanza del barcelonismo para que la dupla franco-argentina surta efecto se mantiene intacta, pero hay mucho por hacer. Griezmann debe adaptarse al juego y a la vez a la figura de Messi en el verde. Ya no es el líder que fue en el Wanda Metropolitano y el estilo tampoco le beneficia en sus virtudes.