Noche de esfuerzo colectivo y muchos exámenes individuales. El Barça se juega ante el Sevilla no solo mantenerse en la zona alta de la clasificación tras la sufrida victoria del Real Madrid ante el Granada, sino poder llegar al parón de selecciones con las aguas calmadas y los deberes hechos.

Un rival que gusta especialmente a Messi, pero que tendrá una defensa menos habitual para frenar las acometidas andaluzas. Y con la presión de siempre y el examen habitual de la afición --que necesita con urgencia una victoria fruto del buen juego-- habrá un protagonista especial.

Alguien que se ha convertido en héroe y salvador del conjunto azulgrana en las últimas jornadas y que espera poder repetir hazaña, aunque prefiera tener una noche tranquila. Se trata de Marc-André ter Stegen, hasta la fecha jugador más determinante y consistente del equipo y que se ha convertido en el seguro de vida de un Barça que no carbura.

Aniversario

El cancebero alemán cumplirá este domingo su partido número 200 con la elástica azulgrana. Cinco años después de su llegada a la capital catalana --fue fichado en 2014-- se convertirá en el tercer portero con más participaciones de la historia del club solo por detrás de Andoni Zubizarreta con 383 y Víctor Valdés que sumó 536 a sus espaldas en su dilatada carrera como jugador azulgrana

Sumar una cuarta victoria consecutiva en casa, ante la afición culé y en su segundo centenario se presenta como una de las motivaciones del alemán. Un aniversario que pese a que la victoria sea primordial, quiere cumplir dejando la portería a cero por segunda ocasión esta temporada.

Una foto de Ter Stegen celebrando la remontada ante el Inter de Milán / EFE

Una foto de Ter Stegen celebrando la remontada ante el Inter de Milán / EFE

Hasta la fecha, Ter Stegen ha encajado diez goles  en Liga y otro en Champions, sumando un total de once tantos en contra, pese a sus buenas actuaciones. Un objetivo que necesita cumplir para ampliar su palmarés colectivo y sobre todo para poder luchar por el trofeo Zamora que lleva años recayendo en los guantes de Oblak, su rival directo bajo palos.