Victoria holgada, contundente y trabajada (4-0) para llegar al parón de selecciones con los deberes hechos, segundos en la clasificación, pero sin resolver algunas cuestiones que se mantienen intactas en el seno del barcelonismo. Los hombres de Ernesto Valverde --que revolucionó el once-- se impusieron con crueldad y a base de pegada a un Sevilla que mereció más, pero no tuvo su noche en su visita al Camp Nou. Mucho juego, mucho toque, pero poca contundencia de cara a portería.

Los andaluces dejaron vivo a un Barça que sufrió más de la cuenta hasta el ecuador de la media parte. Sin haber probado los reflejos de Vaclik durante más de 25 minutos apareció Luis Suárez con otra genialidad para rescatar a un Barça dubitativo, pero contundente. Chilena para marcar otro golazo en dos partidos consecutivos y dar oxígeno a un equipo que empieza a jugar bien una vez el marcador le sonríe. 

El Sevilla propuso y dirigió el encuentro de una forma atrevida y pasmosa, pero el desacierto en el área de Ter Stegen, sumado a sus dos intervenciones colosales en su partido 200 con la elástica azulgrana, dieron alas a un Barça que en apenas ocho minutos sentenció el partido. Arturo Vidal marcó el segundo y Dembelé se sumó a la fiesta con el tercer gol de la noche antes de llegar al descanso.

Intensos

La primera parte, que fue mejor que la del Inter pero nada del otro mundo, quedó solapada por los tres tantos azulgranas. Un marcador inexplicable visto lo visto en el verde y la versión ofrecida por ambos conjuntos, pero que sonrió a los intereses azulgranas. El Barça fue de menos a más y mejoró con la tranquilidad que le dio un marcador tan holgado.

Semedo se volcó en ataque, Sergi Roberto volvió a sacar a relucir su potencia física en la conducción, Messi se deshizo de tantos rivales como quiso y De Jong volvió a levantar al estadio con otra ruleta. Lujos que avaló el marcador y que por fin, tras 134 días de espera, cerró el capitán azulgrana. 

Una foto de Luis Suárez, Leo Messi y Arturo Vidal celebrando un tanto al Sevilla / EFE

Una foto de Luis Suárez,  Leo Messi y Arturo Vidal celebrando un tanto al Sevilla / EFE

A la tercera va la vencida y así fue para el rosarino. Dos faltas en el borde del área le hicieron falta para tomar la medida al disparo. Anotó el 4-0 en el 78 para abrir su cuenta goleadora de esta temporada. Un desahogo personal que celebró con rabia y que arrastraba dadas las ausencias que ha protagonizado en este inicio de curso por las lesiones.

Se cargó el partido

Los azulgranas se hicieron dueños del encuentro, hasta que Mateu Lahoz quiso su cuota de protagonismo. Todibo tuvo que abandonar el terreno de juego y Valverde premió a Araújo. Tras dar entrada a Busquets y Rakitic, el uruguayo debutó con el primer equipo para sustituir a su homólogo en defensa. 

Un debut muy amargo que recordará siempre. El central del filial disputó a la carrera el esférico con Chicharito y tras forcejear con él, en una acción que no llegó al área y que no pudo revisar el VAR, Lahoz consideró que derribó al delantero. A la calle tan solo 13 minutos después de pisar el verde. Una expulsión que calentó a los azulgranas y que acabó con la misma decisión para Dembelé quien, inexplicablemente, le protestó airosamente a Lahoz su decisión. Roja directa y al vestuario. 

El Barça acabó con nueve con el partido sentenciado, pero las imágenes dejan claro que se precipitó expulsando al defensa charrúa. El Barça, recupera a Lenglet para la visita a Eibar, pero no contará con Piqué, que forzó su quinta amarilla y tampoco con Araújo. Una ausencia que deberá ocupar Todibo y que tiene dos semanas para recuperarse del golpe sufrido durante el partido.