Victoria sufrida pero reconciliadora de un Barça que derrochó pasividad en el primer tiempo y que se vio obligado a ponerse el mono de trabajo en el segundo tiempo para remontar un encuentro que, una vez más, se le puso en contra demasiado pronto (2-1). Tres puntos vitales para coliderar junto al Dortmund el grupo F con cuatro puntos y para mantener el Camp Nou como el fortín de un conjunto que está muy lejos de su mejor versión.
Una victoria que calma los ánimos de una afición que abucheó a sus jugadores tras unos primeros 45 minutos para olvidar, pero que supo reaccionar tras encerrar a los nerazzurros al borde del área toda la segunda parte. Dos goles de Suárez, que poco más hizo, para remontar, pero no convencer.
Desconectados
Otra vez y por quinto partido en lo que va de temporada. El quinto de tan solo nueve, que tampoco se han jugado tantos. El Barça volvió a encajar en los primeros compases del partido --minuto dos-- en la primera internada ofensiva del Inter de Milán. Al espacio, Lautaro le ganó la posición a Lenglet y aguantó el esférico para cruzar al palo largo un balón imparable para Ter Stegen.
Si el argentino gustaba en la secretaría técnica, después del recital de esta noche sin duda estará en la lista del verano que viene para reforzar la ofensiva y ser el candidato a sustituir a Luis Suárez que, por contra, pasó desapercibido una vez más. El uruguayo acaparó los focos con sus dos goles, pero el charrúa debe aportar más. Algo que comparte en común con Griezmann. Errores de lectura en el juego y funciones que no debe realizar le señalaron ante la intensidad italiana.
Una foto de Luis Suárez durante el partido ante el Inter de Milán / EFE
Ter Stegen volvió a ser el más decisivo de la primera parte. Detuvo un remate a bocajarro de Lautaro que hubiera supuesto el 0-2 . Reflejos de gato para evitar que los italianos tomaran el encuentro y se encerraran atrás. Y el Barça volvió a ser el mismo equipo insulso de este inicio de temporada.
Mucha posesión, pero toda estática. Sin ideas, sin desbordes, sin internadas y a la espera de la inspiración de Messi. Tanto que incluso en ocasiones claras buscaban que fuera el argentino quien definiera de cara a portería.
La defensa italiana, una pesadilla
El tanto llegó tan pronto que los hombres de Antonio Conte no necesitaron esforzarse de más para sentirse cómodos. Un resultado favorable y a esperar. Doble línea de cuatro para forzar la pérdida y a correr. El Inter generó más peligro con los cuatro pases largos que combinó para plantarse en el área de Ter Stegen que el Barça con sus basculaciones.
A los azulgranas se les olvidó que el fútbol italiano se basa en una buena defensa y que, para más inri, se medían al conjunto menos goleado del Calcio.
El punto de inflexión
Bronca o reacción colectiva, pero la segunda parte el Barça mejoró. Puso una marcha más y exigió a los italianos, pero sin premio de cara a portería hasta que, por fin y por primera vez, apareció Luis Suárez. Voleón para batir a Handanovic. Un gol imparable en una de sus especialidades que puso las tablas en el luminoso. Se reivindicó como goleador, pero evidenció sus carencias en otras facetas del juego el resto del encuentro. Suárez es, de siempre, un rematador. Para el resto del juego mejor que se mantenga al margen. Golazo de killer para ayudar al equipo, pero poco más, aunque visto lo visto fue suficiente.
Los azulgranas se rehicieron con el gol a favor en una tendencia ascendente y encerraron a un Inter que tenía a todo el bloque por detrás del balón. Un 5-3-2 para impedir el juego interior de los catalanes. Valverde sentó a Busquets por Arturo Vidal, y el chileno contagió. Su físico se entiende con el fútbol italiano. Omnipresente en todas las acciones y las recuperaciones, el Barça mejoró con el chileno en el verde.
Una foto de Leo Messi durante el partido contra el Inter de Milán / EFE
El tanto fue un empujón psicológico y la entrada de Dembelé acabó de decantar el partido. Volvió con ganas. Desborde, electricidad y menor o mayor fortuna, pero se le notó. El Inter cedió terreno al Barça y Messi, que todavía no ha visto puerta esta temporada, se sacó de la chistera un jugada de ensueño para regalarle a Suárez el segundo de la noche y culminar la remontada.
Una victoria que no tapa los males
El Barça suma así su primera victoria europea, pero como en otras ocasiones, estos tres puntos no maquillan ni esconden las carencias del equipo. Europa no perdona en defensa y los azulgranas conceden demasiado. Por no hablar de la falta de concentración y la inmovilidad del juego. Todos estáticos, sin desmarques en un juego que es un regalo para cualquier rival que esté mínimamente ordenado en defensa.
Messi vuelve a ser la pieza fundamental de un equipo. La magia que marca diferencias. Eso sí, el Barça está aprendiendo a remontar que ya es algo.