¿Banquillo o titular? Esa es una de las cuestiones que mantiene dividido al barcelonismo en torno a la figura de Luis Suárez. El uruguayo está en el punto de mira, como todo el equipo, pero acumula más reproches públicos que el resto de sus compañeros. El uruguayo está lejos de su mejor nivel y pese a que finalmente no se fichó a un delantero centro de primer nivel que pudiera competirle el puesto, la repentina competencia en el vestuario azulgrana le ha colocado en una posición de debilidad ante la afición.

El charrúa es uno de los intocables de Ernesto Valverde y un peso pesado del vestuario, pero es una condición que para muchos solo puede mantenerse si rinde. El 9 azulgrana ya no goza, aparentemente, de la impunidad que tenía temporadas pasadas. Sus cifras están muy por debajo de las expectativas y la ausencia de Leo Messi tampoco ayuda al Pistolero. La temporada pasada se erigió como el líder y referente ofensivo del equipo, pero en este inicio de campaña ha pasado desapercibido. 

Al menos en el verde. Suárez se ha convertido en el objeto de críticas de la afición. Tras lesionarse en San Mamés, regresó con un doblete espectacular ante el Valencia, pero esos dos destellos --de una calidad innegable-- no se han prolongado en el tiempo cuando el equipo más lo necesitaba. No solo se trata de goles, sino también de galones y juego. 

Desconectado

En el Nuevo Los Cármes volvió a su versión insulsa. Un delantero centro que siempre se pelea pero que acabó desquiciado ante una defensa que no cayó en su juego. Contra el Villarreal más de lo mismo.  Le puso la actitud de siempre, pero le faltó acierto y precisión. Se peleó como siempre con los centrales e intentó generar espacio, pero aportó muy poco para lo que se pide a un jugador de su nivel y las redes se hicieron eco de su mala performance

Una foto de Luis Suárez lamentando una ocasión ante el Villarreal / FCB

Una foto de Luis Suárez lamentando una ocasión ante el Villarreal / FCB

Perdió todos los balones que tocó, convencido en que el regate es su fuerte cuando su virtud es definir. Se hizo un lío constante y apenas tuvo ocasiones de ventaja. Ni le dejaron ni se ayudó a sí mismo. Fueras de juego, controles defectuosos en los que perdió la ventaja inicial y muy poca presencia en el área. Por no hablar de la falta de inspiración de cara a portería. Tuvo pocas pero las desaprovechó. 

Suárez se llevó la cuota de protagonismo por su pasividad en el juego. Solo los primeros 15 minutos intentó combinar con Messi y Griezmann. El resto, desacertado, desconectado e incluso sus compañeros dejaron de buscarle. 

Señalado

Su mala actuación le señaló, pero la entrada de Ansu Fati, la revelación de esta temporada, ahondó en su crisis particular. El canterano aportó más en el juego en los 12 minutos que estuvo en el verde que toda la noche del uruguayo y con Griezmann como delantero centro y las bandas ocupadas por Dembelé y el juvenil, el Barça cambió de color en ataque. 

El francés no se concebía como una competencia directa del uruguayo, pero los descubrimientos en la cantera de este inicio de temporada podrían revertir la situación. A priori, la baja de Leo Messi le permitirá volver a estar en el once ante el Getafe, pero no alargará su presencia en el verde de no mejorar. Su experiencia vale oro, pero el barcelonismo le pide goles y juego. Hasta la fecha solo lleva dos tantos y muy poco desparpajo. 

La disyuntiva está clara. Darle banquillazo para ver cómo responde el equipo sin él o mantenerle intocable a la espera de una mejora que se alarga en el tiempo. Decisión de Valverde.