Ansu Fati es la sensación del momento. Es la nueva estrella de un Barça que todavía lidera Leo Messi, pero que espera heredar el delantero de Guinea-Bissau, que ya cuenta con la nacionalidad española y podría disputar con la Rojita el Mundial Sub-17 el próximo mes de noviembre.
De ser un desconocido semanas atrás, a ser el nuevo ídolo y de casualidad. Valverde recurrió a la cantera cuando Suárez, Messi y Dembelé dejaron en la estocada los planes del Txingurri y pese a que la ausencia de los tres delanteros titulares siempre es una mala noticia, dio paso a una mejor. Gracias a su baja, el barcelonismo descubrió a la nueva estrella azulgrana que, pese a tener 16 años de edad y todavía estar en proceso de formación, ya ha demostrado tener carácter, galones y sobre todo calidad para estar en el primer equipo.
Sin duda, Ansu es la mejor noticia del FC Barcelona en este inicio de temporada. Con seis partidos a sus espaldas, cinco de Liga y uno de Champions, se ha coronado como la revelación de la temporada y gana adeptos allá adónde va.
Una opción real
Llegó fruto de las ausencias en el primer equipo y con tan solo 233 minutos de participación, es una opción real para el técnico extremeño. Su desparpajo volvió a asombrar al Camp Nou que le recibió con una sonada ovación. Mucho más vibrante que la que recibió Dembelé pese a estar cinco semanas de baja. A sus 16 años, se ha convertido en la gran revelación del fútbol español. Todos hablan de él y todos esperan jornada tras jornada que dé una demostración más de su magia.
Un juvenil sin complejos y que no pierde la sonrisa mientras juega. Como si la presión no fuera con él y tampoco la delicada situación que vive el equipo. Ante la fragilidad defensiva, la falta de pegada ofensiva y las derrotas fuera de casa, Ansu Fati cambia los ánimos con su desparpajo, regate, velocidad, visión de juego, y mucho gol. Lleva dos tantos y una asistencia. Ante el Villarreal disputó 12 minutos en los que aportó más que Suárez, Dembelé y Griezmann.
Sentó al uruguayo en otra noche nefasta del Pistolero, eclispó a Griezmann y evidenció a Dembelé. Toda la responsabilidad y el peso ofensivo del equipo recayó en su figura. El Barça cambió radicalmente. Tiene la portería entre ceja y ceja y cada vez que recibió el balón miró hacia la portería de Sergio Asenjo. Desequilibró y creó varias situaciones de peligro en apenas un cuarto de hora. Pese a su edad, fue la elección del Txingurri por delante de Aleñá o Arturo Vidal e incluso por delante de Carles Pérez que fue desconvocado.
La sensación
El apoyo que recibe tampoco es fortuito ni gratuito. Sus dos goles y su asistencia en sus primeros partidos con el primer equipo --Osasuna y Valencia-- le han colocado como uno de los ídolos. No es un revulsivo, es un jugador que estará "en dinámica del primer equipo". Valverde lo comunicó oficialmente y el canterano está respondiendo.
Es la sensación en el verde --contagia a sus compañeros--, aporta frescura al juego y la grada le apoya. El muevo amor del público, la frescura anhelada, la ilusión, el desparpajo y el talento... Todo fruto de años de formación en La Masía. Tiene todo para triunfar de azulgrana y no va mal encaminado.