Ansu Fati ha tenido suficiente con cinco encuentros para convertirse en la gran revelación de este inicio de temporada. El delantero hispano-bisauguineano ha exhibido desparpajo, regate, velocidad, personalidad, visión de juego y mucho gol. Con solo 16 años. No se veía una irrupción de esta magnitud desde hacía muchos años.
Además, su corta edad no le ha supuesto ninguna barrera a la hora de echarse el equipo a la espalda en determinados encuentros. Superados los nervios del primer día, fue el referente del conjunto azulgrana en el duelo contra el Valencia y en Granada fue el único jugador, Messi aparte, que intentó derribar el muro que formaba la defensa del Granada.
Preocupante
Evidentemente, contar con un jugador de 16 años como Ansu Fati es algo muy positivo para el FC Barcelona. Aunque pueda ser precipitado, es inevitable preguntarse qué puede hacer este futbolista cuando termine su desarrollo físico y alcance cierta madurez futbolística. Es la gran ilusión del barcelonismo en este inicio de temporada.
Ansu Fati en un partido con el Barça / EFE
La aparición de Fati, sin embargo, es un caramelo envenenado. Que a él no le cause presión echarse el equipo a la espalda no implica que el equipo deba cargar siempre ese peso sobre él. Por muy esperanzadora que resulte su figura, un futbolista que por edad debería jugar en el juvenil no puede ser el mejor de la plantilla.
Y menos cuando hablamos de un conjunto como el FC Barcelona. El cuadro azulgrana cuenta con los mejores del mundo en su posición y ha invertido mucho dinero para ser el mejor plantel de Europa. Ansu merece oportunidades y minutos porque así lo pide con su rendimiento, pero no debe ser él quien cargue con el peso de un club como el catalán.
Incomprensible
Hace unos días se encendieron las alarmas por su posible convocatoria para el Mundial sub-17 con la selección española. Una competición que, por edad y evolución futbolística, le toca jugar. Acerca de este hecho, Valverde no se andó con rodeos y admitió que "sería un contratiempo porque es un jugador que está entrando".
Es preocupante que el Barça dependa de un futbolista de 16 años hasta el punto de tratar de impedirle que dispute el campeonato del mundo con los jugadores de su edad. La dependencia que genera un jugador que acaba de irrumpir en el primer equipo insinúa que la planificación de la plantilla ha sido pésima y que en verano no se hizo todo lo que se debía hacer.
La aparición de Ansu Fati es ilusionante, no cabe duda. Es evidente que merece minutos, oportunidades y continuidad con el equipo de Valverde. Pero que se vuelva imprescindible cuando a mediados de agosto no entraba en los planes del Txingurri dispara las alarmas y obliga a preguntarse si la planificación de la plantilla ha sido la adecuada.