Matt Hummels no era la estrella, pero se reivindicó en el estreno europeo del Borussia Dortmund ante el Barça y acalló a todos aquellos que en 2013 y 2014 rechazaron su fichaje por el club catalán. El central alemán estuvo omnipresente en el poco juego ofensivo que generó el conjunto de Ernesto Valverde.
Atento al corte, a la espalda y dando la distancia exacta a los delanteros para arrebatarles el balón. De sus galones también tenían constancia los delanteros. Suárez se pegó al 15 alemán para evitar que fuera él quien saliera con el balón controlado y forzar a que Akanji quien tuviera que heredar ese rol. Un jugador de menor calidad técnica y experiencia.
Los azulgranas no pudieron pasar del empate en el Signal Iduna Park, en un encuentro donde Ter Stegen salvó los muebles de un conjunto que, a este nivel, está lejos de ganar la Champions.
El líder
El internacional alemán es, sin duda, el líder indiscutible de la defensa del Dortmund. Como ocurre con Piqué en el Barça o con Virgil Van Dijk en el Liverpool. Centrales con galones, nivel y experiencia para comandar a la defensa. La fortuna de las bolas quiso que alemanes y catalanes se enfrentaran y Hummels no desaprovechó la oportunidad para reivindicarse ante su actual afición y la que podría haber sido la suya.
El zaguero sonó con fuerza el verano de 2013 para reforzar la defensa azulgrana y el interés del club catalán se alargó hasta el verano de 2014. Primero fue Tito Vilanova quien tuvo dudas sobre su incorporación y más tarde fue la secretaría técnica. La voluntad del jugador era llegar al Camp Nou:"O me voy al Barça o me quedo en el Borussia Dortmund", pero las negociaciones no se cerraron y ahí sigue.
Luis Suárez lamentando una ocasión contra el Borussia / EFE
Pese a que el acuerdo estaba casi apalabrado, y sus cualidades invitaban a pensar en una dupla letal con Piqué --buena salida de balón, buen juego aéreo y experiencia-- su historial de lesiones acabó por descartar su fichaje.
Historial alarmante
Es agua pasada y el rendimiento del central ha mejorado notablemente, pero a sus 24 años cuando el Barça se interesó por él, los gajes del oficio no sonrieron sus intereses particulares. A finales de la temporada 2012-13, sufrió una rotura del ligamento externo de la articulación del tobillo que le mantuvo fuera del verde un mes.
En la 2013-14, sufrió una lesión de ligamentos y tras dos meses en el dique seco recayó en su regreso por una lesión en el pie. En el siguiente curso, con su fichaje descartado, tuvo problemas de rodilla. Estuvo un mes fuera y unas molestias en la pelvis alargaron su ausencia.
Desde 2016, apenas se ha perdido un partido. Tan solo una rotura muscular la alejó de los terrenos de juego 20 días, pero su continuidad se ha mantenido. Pudo ser el Van Dijk del Barça, que gustó en su peor época. Ahora, le tocó al Barça sufrirlo.