Ni doblete, ni galones, ni historial, ni reaparición. Luis Suárez continúa en el punto de mira de una gran parte de la afición culé. Volvió este sábado tras lesionarse en San Mamés del sóleo derecho y salió como revulsivo y para coger rodaje pensando en la Champions ante el Valencia.
De su botas derecha salieron los dos tantos que cerraron la goleada ante el conjunto ché. Pero no importa, porque la vara de medir que la afición azulgrana tiene con el charrúa es distinta. Una de las hinchadas más exigentes del mundo --sino la que más-- y que exigirá al uruguayo un plus en el objetivo prioritario del club: la Champions League. Volvió más rápido, más inspirado y más activo, pero Europa continúa siendo la asignatura pendiente del Barça e, inevitablemente, de Luis Suárez.
El Pistolero siempre ha contado con el apoyo total de una afición que le idolatra y que sostiene también su conexión deportiva con Leo Messi en el verde, pero no será suficiente. Europa necesita que Suárez se imponga y acabe con los sus fantasmas particulares. El gol se le resiste en la máxima competición continental y este martes visitará el Signal Iduna Park con el gol entre ceja y ceja.
Sequía preocupante
En los últimos 28 encuentros europeos, el delantero uruguayo apenas ha marcado en cuatro ocasiones. Su rol en el terreno de juego también responde a otras obligaciones como generar espacios a Leo o arrastrar a los centrales, pero sigue siendo el delantero referencia y como tal se le exigen goles. Esta será su sexta temporada como azulgrana y a sus 32 años muchos le jubilan pronto en el Camp Nou.
Una foto de Luis Suárez celebrando un gol ante el Valencia /EFE
Su estilo de juego no augura un gran rendimiento con el paso de los años y para más inri la estadística es demoledora lejos de feudo azulgrana. No marca fuera de casa en Champions desde el 16 de septiembre del 2015, precisamente en Roma en fase de grupos. Una sequía que le persigue y a la que deberá poner fin en Dortmund. La competencia cada vez es mayor y la cantera empuja con fuerza. No tiene una competencia directa en el primer equipo, pero sabe que Griezmann podría heredar el rol de 9 si no cumple con las expectativas mientras Abel Ruiz espera su turno.
En caída
Su regreso ante el Valencia fue su primer argumento para acallar a sus críticos. Dos goles, infinidad de desmarques y una solidaridad con Griezmann hasta ahora nunca vista. El francés le asistió y el uruguayo quiso devolverle el favor dejando pasar dos balones para que el galo pudiera sumarse a la fiesta goleadora. No hubo fortuna para el francés, pero mientras el bien colectivo prevalece por encima de todo, no puede olvidarse de sus obligaciones.
Como relata La Vanguardia, el delantero no convence a un sector de la afición que todavía no le ha perdonado su operación de rodilla antes de la final de la Copa del Rey y priorizando la Copa América. Una intervención que justificó a posteriori pero que, para muchos, llegó tarde. Tras la goleada los ánimos se han suavizado, pero el Barça tiene un reto que afrontar con muchas lecturas: fuera del Camp Nou todavía no saben que es ganar esta temporada y la Champions amenaza con golpear a un equipo que no cuenta con la plantilla en su totalidad y que ha generado muchas dudas en defensa.
Asimismo, las cifras de Suárez no han mejorado con el paso de los años. Dejando a un lado la evidente crisis en Europa, en Liga mantiene el nivel pero la curva va en descenso. Desde que se proclamó campeón de la Champions en 2015 con la MSN en Berlín --final en la que marcó-- su puntería anda desviada. En la Liga lleva tres años seguidos marcando menos goles que el anterior, 29, 25 y 21. Este curso lleva dos, pero si no brilla en Europa, volverá el runrún.