Por fin. Ivan Rakitic volvió a vestirse de corto tras dos semanas condenado al ostracismo de Valverde, un verano lleno de dudas y rumores, y una suplencia que le pesará como una losa. El indiscutible del Txingurri la temporada pasada tiene competencia y a este nivel, humillando al Valencia desde la medular hasta el ataque, el croata tendrá que sudar sangre en los entrenamientos para poder entrar en el once inicial.
Volvió pero no de cualquier forma. En una noche muy especial en el Camp Nou, donde hubo homenaje a la hija fallecida de Luis Enrique, Xana, Rakitic reapareció ante su público. Y de la mejor forma. Con un sonoro aplauso cuando inició los ejercicios de calentamiento y ovacionado al pisar el césped. Su descontenta con la directiva es evidente, pero el público le quiere en la capital catalana.
¿Revulsivo, su nuevo rol?
Poco quedaba por hacer cuando el croata entró en el verde con el 4-1 en el luminoso, pero tuvo tiempo de conducir, de calmar el juego, organizar y mostrar sus galones. Con 20 minutos de juego --entró tras sustituir a Frenkie de Jong-- el croata volvió a sentir el calor de la afición en uno de los momentos más difíciles de su carrera.
La puerta a una salida en enero se mantiene abierta, pero si situación en el Barça no es fácil. Asumir que pudo ser moneda de cambio no es plato de buen gusto para nadie. Y ahora, relegado al banquillo por decreto, quizás deberá entender que su nuevo rol es otro, aunque igual de importante.
Una foto de Suárez y Rakitic celebrando un gol /EFE
Su experiencia puede servir de mucho al equipo con la entrega que representa su juego. Un revulsivo en toda regla. No en el aspecto físico, pero si en el táctico y en su pegada ofensiva. Un nuevo papel para el nuevo Rakitic que entiende Valverde. Demostró que su juego sigue intacto. Puede aportar. Se internó desde segunda línea y en tareas defensivas se aplica el primero.
Si él quiere, bienvenido sea el nuevo Rakitic.