Ni Messi ni Luis Suárez. Ni Dembélé ni Griezmann. La estrella del Barça que más brilla, en este inicio de curso inesperado, es un chico de 16 años (31 de octubre de 2002) que debía jugar en el Juvenil de Víctor Valdés. Su nombre, desconocido para el gran público hace apenas un mes, ya traspasa fronteras. Es Ansu Fati, un futbolista con mucho desparpajo que recuerda al Messi más joven por su espectacular irrupción.

En un partido de altos vuelos, Ansu Fati acudió al rescate del Barça contra el Valencia en un primera parte sensacional. En siete minutos, levantó al Camp Nou en dos ocasiones. Le bastaron dos destellos de clase para golpear al conjunto de Celades, sacudido esta semana por el despido de Marcelino. En el segundo minuto, el delantero de Guinea-Bissau leyó perfectamente una acción de De Jong por la banda derecha y fulminó a Cillessen con un potente remate. Cinco minutos después, la misma pareja tumbó al cuadro valencianista: internada y recorte de Ansu Fati por la izquierda y remate del holandés.

Sin complejos

Necesitado de nuevos ídolos y estímulos, el Camp Nou coreó el nombre de Ansu Fati. Envalentonado, no se cortó un pelo, remató dos veces más y se inventó un acrobático sombrero que mosqueó a la defensa valencianista, sobre todo a Garay. Sus cambios de ritmo y sus regates fueron el mejor argumento de un Barça que todavía espera la mejor versión de Griezmann y, sobre todo, a Messi.

Una foto de Jordi Alba y Ansu Fati celebrando su gol ante el Valencia / EFE

Una foto de Jordi Alba y Ansu Fati celebrando su gol ante el Valencia / EFE

Hizo muchas cosas y casi todas bien. Acabó fundido en la primera parte y con muchas aficionados convencidos de que él simboliza un futuro que no será fácil el día que se vaya Messi. De momento, su cláusula de rescisión es de 100 millones de euros después de que el club estuviera hábil al mejorarle su contrato.

Tras el descanso, estuvo más comedido. Estuvo participativo, pero menos desequilibrante, con menos chispa. El desgaste de la primera parte fue tremendo, Valverde no quiso asumir riesgos y a los 60 minutos fue sustituido por Luis Suárez. En su camino al banquillo, fue premiado con una ovación histórica. Un minuto después, el astro uruguayo recogió el relevo y marcó su primer gol en la Liga, el segundo minutos después. Él también tuvo su momento de gloria en una feliz jornada para la afición azulgrana, ilusionada con su nueva estrella y esperanzada en que la vieja guardia siga al máximo nivel.