Neymar Jr. seguirá en París, pero el culebrón está lejos de terminar. Los rumores sobre su salida del PSG se alargarán hasta la próxima ventana de verano cuando finalmente pueda abandonar la cárcel de oro en la que vive. Por ahora, se pone en pausa su caso aunque habrá que ver cómo ambas partes, el futbolista y el club francés, gestionan su permanencia en la capital. El mosqueo de la afición es evidente y el enfado en las altas esferas del club innegable.
Todos consideran que el brasileño ha intentado traicionar al PSG y que su actitud no ha sido justa dado el trato que recibe en el Parque de los Príncipes. Allí, consideran, es la estrella, el mejor pagado de la plantilla y ni con esas mostró el respeto que debería a la entidad. Una actitud que enfadó a los dirigentes cataríes y en especial a Nasser Al-Khelaïfi, presidente del club. Precisamente y pese a las negociaciones con el Barça y las constantes ofertas que realizó el club catalán, fue el jeque árabe quien se opuso completamente a su salida.
Ni tres jugadores, ni 150 millones de euros, ni nada de nada. Al-Khleaïfi necesitaba demostrar su puño de hierro a Europa y demostrar que el PSG no cederá jamás a los caprichos de sus jugadores. Y con esos argumentos sobre la mesa, el club francés estudió distintas sanciones para el futbolista.
A la vieja usanza
Insólito e inverosímil, pero según explicó el periodista Jorge Nicola de Yahoo, el presidente del PSG se cerró en banda para concretar su salida y además ideó un castigo ejemplar para el extremo. "Nasser está muy cabreado con Neymar porque el PSG hizo todo por él aceptando un salario astronómico y apoyando algunas demandas en las que se encuentra implicado el futbolista. Neymar se lo agradeció obligando a que le dejaran salir" algo por lo que el dirigente francés quiso "obligar a Neymar a correr por el campo hasta que acabara su contrato".
Neymar y Nasser Al-Khelaïfi en la presentación del brasileño / EFE
Un castigo imposible de cumplir pero que el presidente de la entidad francesa llegó a verbalizar víctima de su propia frustración. La realidad es que Neymar no correrá por el campo hasta 2022, y que ahora el club deberá gestionar cómo reinsertar a un jugador hasta ahora apartado del grupo y con la afición totalmente en contra. Hay más trabajo que hacer que poner al brasileño a correr.