Se desconoce cual será definitivamente el futuro de Neymar Jr., que parece cada vez más cerca del Barça, pero sin duda el brasileño acabe como acabe, será el bien de algunos y el mal de muchos otros. El carioca y su figura son capaces de despertar la alegría en algunos y, simultáneamente, de ser la tristeza y la desesperación de otros.
Dejando a un lado las diferencias que se viven dentro de la afición culé y también dentro de la directiva azulgrana, el crack brasileño también es tema de conversación dentro del vestuario azulgrana. Todos los jugadores del Barça se han mostrado proclives a su llegada, dado el buen recuerdo que dejó y el fiasco que ha supuesto Dembelé, pero los mismos que le apoyan podrían ser víctimas paralelas.
Su fichaje está en el aire. A 72 horas del cierre de mercado no hay acuerdo y el Barça se niega a abonar la cantidad que pide el PSG. Por tanto, la operación solo puede producirse con la inclusión de jugadores. El club no tiene capital suficiente para afrontar la operación y esa situación enfada al primer protagonista: Leo Messi.
A la espera
El capitán siempre ha sido el máximo valedor y defensor del carioca. Íntimos amigos pese a su polémica salida, el 10 azulgrana mantiene una relación excepcional con el extremo y cree firmemente que su regreso es prioritario para afrontar la Champions y mantener la hegemonía en Liga. Además, sabe que en París no es feliz, y su opinión ha sido clara: tiene que venir.
Del primer enfado, en el que pensó que la propuesta del club al PSG no denotaba la sensación de una apuesta real por el futbolista, ha pasado a un problema económico. El Barça no tiene capital porque se priorizó el fichaje de Griezmann --120 millones de euros-- que muchos del vestuario vetaron tras su polémica negativa a fichar la temporada pasada.
Ahora, con el francés en la Ciutat Esportiva la visión ha cambiado entorno al galo, pero Neymar sigue siendo una prioridad para el capitán. Tanta que estaría dispuesto a ver salir a tres jugadores, entre ellos un fijo del once inicial, por recuperar a su amigo.
Los damnificados
En el otro lado de la balanza, los nombres están claros. Rakitic y Dembelé. Ambos jugadores están molestos con el club después de que se hayan incluido sus nombres en las negociaciones sin haber hablado con ellos antes. El croata es uno de los grandes quebraderos de cabeza del FC Barcelona. La prioridad ha sido darle salida. La plantilla se confeccionó pensando en una salida asegurada y a falta de tres días para el cierre de mercado sigue siendo azulgrana. A sus 31 años, el club considera que ha cumplido un ciclo y debe salir para rebajar la masa salarial y dejar paso a los más jóvenes como Aleñá o, en el mejor de los casos, Riqui Puig. Y la única posibilidad, o la más beneficiosa para el Barça, es llevarlo a París.
Rakitic considera que han jugado con él. La relación entre club y jugador pasa por un momento crítico, la temporada ha empezado y quedan solo tres días para aclarar el futuro del jugador, y todo sigue en el aire.
Una foto de Ivan Rakitic durante un partido del Barça / Instagram
Con Dembelé la situación es similar y aunque es el único que de momento se niega a salir, el escenario es distinto. Rakitic ha cumplido como el que más. Comportamiento ejemplar, rendimiento excelente y entregado a la causa. El francés, en cambio, no ha conseguido brillar en dos temporadas y su falta de profesionalidad es una preocupación. Su cesión al PSG, es una necesidad deportiva en caso de que llegue Neymar, pero también se entiende como un castigo a un jugador que piensa más en el beneficio individual que el colectivo.
El PSG podría ser el club que haga entrar en vereda al extremo o que le relance al mercado para revalorizarlo. Tres enfados, por motivos distintos pero un mismo causante: Neymar Jr.