Rafinha es otro de los casos que el FC Barcelona tiene por resolver antes del próximo 2 de septiembre, cuando el mercado de verano cierre definitivamente las puertas a todos los traspasos que sondean el mercado europeo. El canterano azulgrana está de vuelta, tras lesionarse la temporada pasada, y sin duda ha sido una de las mejores noticias para el barcelonismo.
Fue el mejor azulgrana de la derrota ante San Mamés y volvió a deslumbrar en el estreno liguero en el Camp Nou en la victoria ante el Betis. Solo el gol le privó de firmar una noche para el recuerdo. Las lesiones de Messi, Suárez y Dembelé permitieron al hispano brasileño volver al once inicial de Ernesto Valverde. No defraudó, pero su situación en el club no es la que el jugador desea.
Sabe que una vez se recuperen, al menos el capitán y el Pistolero, disponer de minutos será una tarea difícil. Algo que además también complica el posible regreso de Neymar Jr., cada vez más encarrilado.
Renovación en el aire
Con la suplencia como primera opción en la pizarra de Valverde, el canterano ha sido uno de los jugadores situados en la rampa de salida este verano. El Valencia mantiene intacto el interés por él, pero el escenario no cambia. Quiere triunfar de azulgrana, pero sabe que tendrá escasas oportunidades.
Su prioridad es jugar y mientras el club acepta que pueda salir cedido esta temporada, el futbolista termina contrato la próxima temporada y renovarle es una prioridad absoluta antes de dejarle salir. El Barça se niega rotundamente a ceder a un jugador que la próxima campaña sería agente libre y en caso de salir definitivamente de la entidad, ésta no percibiría un solo euro por su marcha.
La estrategia que convence al Barça es la de ceder al jugador si acepta renovar. Un acuerdo que permitiría al jugador recalar en un club donde tuviera más minutos, pero seguir siendo propiedad de los azulgranas. A sus 26 años, y con un futuro muy prometedor, sería una baza a jugar de cara al futuro para la entidad catalana. De no ser así, sería como regalarlo y las cuentas del club no andan como para perder dinero.
El jugador ya conoce las intenciones del club y solo debería dar el sí a las condiciones salariales y a la duración de su nuevo contrato. La renovación acecha las cuentas del club, mientras que el mercado aguarda la decisión de Rafinha.