Si algo ha demostrado Rafinha a lo largo de su carrera futbolística es que jamás se rinde. En las últimas cuatro temporadas el futbolista brasileño ha sufrido tres lesiones graves. En la 2015-16 se rompió el ligamento cruzado; en la 2016-17, el menisco; y en el último curso, tras un buen inicio y hacerse con un sitio en la rotación, se rompió el cruzado de nuevo y no pudo volver a pisar un terreno de juego.
A lo largo del verano Alcántara estaba más fuera que dentro. Las incorporaciones de Frenkie de Jong y Antoine Griezmann le dejaron sin sitio en el equipo. Sonó para el Valencia, y de hecho el propio club ché siempre admitió el interés por el jugador. Lo quieren cedido y el FC Barcelona avisó que la idea es que salga traspasado, no a préstamo, pues su contrato acaba en 2020.
El mejor
Aunque su futuro estaba en el aire, Rafinha completó una muy buena pretemporada con el conjunto azulgrana. Empezó la Liga, seguía siendo jugador del Barça ante la imposibilidad de darle salida y Ernesto Valverde lo convocó para el primer duelo oficial de la temporada en San Mamés. En La Catedral el futbolista brasileño volvió a demostrar, una vez más, que nunca arroja la toalla.
Rafinha con Griezmann en el duelo de San Mamés / TWITTER
Empezó en el banquillo, pero entró al terreno de juego en el 35' sustituyendo a Luis Suárez, que sufrió una lesión muscular en el sóleo. Le bastaron 10 minutos para ser el mejor azulgrana en la primera parte. Tenía una marcha más que el resto de sus compañeros, y se notó desde el primer instante. Tuvo la ocasión más clara de los visitantes con un zurdazo que desvió Unai Simón primero y repelió el larguero después.
Desparpajo, desborde, visión de juego, cambios de ritmo... Rafinha hizo sobre el verde todo lo que sus compañeros, los indiscutibles, no pudieron hacer. Su empuje no fue suficiente para que el FC Barcelona se marchara con los tres puntos de San Mamés, pero sirvió para que él se reivindicara una vez más.
Pide sitio
Gracias a su buena actuación en el feudo del Athletic Club, Alcántara podría convencer a Ernesto Valverde y hacerse con un sitio en la rotación del primer equipo. Sigue siendo extremadamente complicado debido al overbooking de efectivos de los azulgranas en el centro del campo, pero el viernes demostró que si se le dan oportunidades puede rendir a un buen nivel.
Rafinha lamenta el gol de Aduriz / EFE
Además, su versatilidad le permite jugar en cualquiera de las dos bandas del ataque. En la derecha brilló en San Mamés, y en la izquierda ya demostró en cursos anteriores que, sin ser su posición ideal, también puede ofrecer un nivel óptimo para el equipo. Quién sabe, quizás a raíz del gran partido que completó en La Catedral se puede convertir en el quinto delantero del equipo.
Ha tenido pie y medio fuera del Camp Nou, ha estado a nada de vestir la camiseta del Valencia y sabe que no cuenta para Valverde, pero Rafinha no tira la toalla. Sigue siendo jugador del FC Barcelona y mientras así sea se dejará la piel cada vez que se enfunde la equipación azulgrana.