Antoine Griezmann ha sido el gran fichaje del FC Barcelona este verano. Su culebrón se alargó más de lo esperado, pero finalmente el club azulgrana acabó abonando los 120 millones de euros de su cláusula de rescisión y se hizo con los servicios de un futbolista que debe complementar a Leo Messi y Luis Suárez en el frente de ataque.
Tras una temporada decepcionante de Philippe Coutinho, ya en Múnich para cerrar su fichaje por el Bayern, el club catalán apostó por reforzar la delantera con uno de los mejores jugadores de la Liga en la última década. Aún debe acabar de adaptarse al sistema del equipo, pero en San Mamés dejó sus primeras muestras de calidad con la camiseta azulgrana.
Solidaridad
Griezmann empezó el encuentro en la banda izquierda del ataque, la posición que deberá ocupar cuando Leo Messi y Luis Suárez se recuperen de sus respectivas lesiones en el sóleo. No es su puesto ideal, pero su versatilidad y su capacidad para asociarse disimularán sus defectos, aunque quizás tampoco pueda explotar todas sus virtudes. Ocupe el lado que ocupe, siempre tendrá mucha movilidad en la zona ofensiva.
Griezmann defiende a Yuri Berchiche / EFE
En su primer partido oficial como jugador del FC Barcelona no destacó tanto por sus acciones en ataque como por su solidaridad defensiva. El propio jugador ha dicho en más de una ocasión que no realiza su trabajo sin balón por compromiso, sino porque le gusta defender y entiende que es una faceta más del juego.
En el duelo ante el Athletic participó muy activamente en la presión en la salida de balón, recuperó balones y demostró que, si debe meter el pie para que la jugada no progrese, no se arruga. Va al choque, busca el contacto y no le molesta hacer faltas. Griezmann mostró actitud. Ahora solo falta el juego.
Falta mucho
Ofensivamente el encuentro del delantero francés fue, cuanto menos, discreto. En la primera parte, cuando estaba en la izquierda, dejó destellos de su calidad, aunque sin destacar en exceso. Pero a partir del 35', con la lesión de Luis Suárez, pasó al centro del ataque y prácticamente desapareció del terreno de juego.
Antoine Griezmann en el duelo ante el Athletic Club / EFE
La escasez de ideas del equipo y la poca fluidez en la circulación de balón tampoco le ayudó. Estaba aislado del resto de sus compañeros y en la segunda mitad participó en muy pocas jugadas. El juego pasaba por las bandas y él apenas se movió del centro. No tiró a puerta en todo el encuentro y tuvo poca influencia en el juego de ataque del cuadro azulgrana.
El apartado ofensivo es, sin duda alguna, su gran tarea pendiente. El FC Barcelona lo fichó para que marcara diferencias y pudiera resolver partidos complicados, algo que no sucedió en San Mamés. Queda mucho trabajo por hacer, pero la actitud defensiva que mostró sobre el verde demuestra que desea triunfar en el Camp Nou.