Ousmané Dembelé se queda. Nadie puede asegurarlo al 100%, pero pese a que el francés tiene la llave definitiva de la operación Neymar Jr., el Barça no contempla un traspaso tan polémico y mediático como el del francés. Es la segunda inversión más cara de la historia del club y pese a sus dos discretas temporadas en el Camp Nou, su proyección es tan esperanzadora como cuando se le fichó en el verano de 2017.
La posible llegada de Neymar al Camp Nou pone en jaque a distintas 'vacas sagradas' azulgranas, especialmente sagradas para la directiva. Y no por rendimiento, si no por crédito. Se trata de Coutinho y Dembelé, dos jugadores por lo que se apostó con grandes desembolsos y en un escenario de necesidad y urgencia --tras la marcha del brasileó-- y que de salir podría convertirse en un argumento de peso para sus detractores de cara a las elecciones. El caso de Coutinho es distinto, dada su edad, su falta de carácter y su mal rendimiento la pasada campaña, pero con Dembelé todavía quedan esperanzas.
Desde Francia aseguran que sería una pieza fundamental a incluir en la operación Neymar para que Nasser Al-Khelaïfi empezará a escuchar ofertas formales procedentes del club catalán, pero fuentes de la entidad azulgrana han confirmado a Culemanía que el jugador es, hoy por hoy, intransferible.
Apuesta de futuro
En las oficinas del Camp Nou se le considera "un gran activo económico" y una apuesta de futuro del primer equipo, según explican fuentes del club a este medio. Versatilidad, polivalencia, velocidad y gol para una delantera que en tres o cuatro años perderá a Leo Messi, actual líder y referencia del equipo, y que verá antes la marcha de Luis Suárez, otro intocable en el once inicial hasta ahora. Desde el club entienden que la inversión que se realizó por el francés debe amortizarse en el Camp Nou y se debe hacer en forma de títulos, no en ventas inesperadas.
Asimismo, aseguran que ni con la llegada de Griezmann, ni tan siquiera con la posible llegada de Neymar se contempla la marcha del extremo francés. Reconocen que la situación para Ernesto Valverde no sería fácil a la hora de gestionar el banquillo y el vestuario, pero el problema sería deportivo. Una faceta que no corresponde a la junta que ve en Dembelé un jugador de futuro para marcar diferencias en beneficio del club azulgrana.
La apuesta
El Mosquito es una de las debilidades personales de Bartomeu y pese a que deportivamente tiene poco crédito, la inversión que se realizó retiene al joven de 21 años en feudo azulgrana. Tiene una temporada más de margen para disipar las dudas que se ciernen sobre él. Dejar atrás los episodios polémicos, las noches de playstation y los retrasos en los entrenamientos para habituarse a una vida de futbolista de élite.
De momento, el francés parece haber cambiado algunos aspectos. Regresó una semana antes a los entrenamientos consciente de su delicada situación en el club y de la necesidad de demostrar que está a la altura de un club como el Barça.