Kevin-Prince Boateng llegó con ilusión al Barça, consciente del difícil rol que debía asumir en el Camp Nou. Suplente eterno de Luis Suárez. Lo confesó en su primera rueda de prensa como jugador azulgrana: "No llego para ser titular, aquí hay jugadores excelentes, vengo a aportar experiencia y ayudar al equipo", espetó.
Pero lo que nunca imaginó es que su participación en la capital catalana se reduciría a tan solo 300 minutos en cinco meses tras aceptar la propuesta del club catalán de recalar en feudo azulgrana como cedido hasta final de temporada. La salida de Munir obligó a la secretaría técnica a buscar un nueve que pudiera dar descanso al Pistolero, pero su rendimiento no fue el esperado.
Ernesto Valverde le dio entrada un día después de ser presentado en la ida de la Copa del Rey ante el Sevilla durante 63 minutos y tras un debut difícil e inesperado, poco se supo de él. Sus apariciones han sido con cuenta gotas y en partidos sin más exigencia deportiva que la de un trámite. Volvió a aparecer ante el Valladolid durante otra hora y más tarde con la Liga sentenciada ante el Huesca y el Celta de Vigo 90 minutos en ambos encuentros.
Una cifra que arroja un total de 303 minutos en las dos competiciones españolas. Cinco meses sin más para ahora volver al Sassuolo italiano. Un regreso al Calcio por el que el ariete quiso despedirse del club y la aficiónn culé.
Emocionado
La despedida era esperada, pero el tono en la que la ha realizado y los idiomas --incluido el catalán-- han sorprendido al barcelonismo. El futbolista se mostró agradecido por la confianza depositada en él y lamentó no haber podido aportar más durante su andadura como azulgrana.
"Acaba aquí una de las experiencias más emocionantes de mi carrera. Gracias a cada persona que ha hecho posible todo esto. Gracias a mis compañeros que me hayan hecho sentir como en casa desde el primer momento, campeones y personas excepcionales. Gracias a la directiva, siempre disponibles y presentes. Un pensamiento especial para la afición, los culés: os llevaré siempre en mi corazón", y añadió: "Habría querido dar más, pero he dado todo lo que he podido en cada minuto que se me ha dado para honrar esta fantástica camiseta", sentenció.
Una despedida a sus compañeros con los que sí ha congeniado, especialmente con Arturo Vidal, con los que poco pudo compartir en el verde. Cinco meses que se resumen en 300 minutos y en uno de los fichajes más inexplicables de la secretaría azulgrana en los últimos años.