La decisión está tomada. Antoine Griezmann tiene claro su deseo, sin objeciones, de fichar por el FC Barcelona. El próximo julio, y a menos que ocurra una hecatombe, el delantero francés tendrá vía libre para firmar un contrato que le vista de azulgrana a partir de la próxima temporada. Con toda probabilidad lucirá el 7 a la espalda y compartirá vestuario con Leo Messi, Luis Suárez o su compatriota Dembelé.
Ninguna de las partes confirma la información sobre el fichaje por ahora, pero Culemanía ha podido saber que el jugador tiene predisposición total para incorporarse a la disciplina culé. De momento, esa es la única realidad que se puede confirmar a día de hoy y es un indicio más que evidente de que Griezmann será jugador del Barça.
La pelota está en estos momentos en el tejado del club, que debe pagar la cláusula de rescisión del jugador, cifrada en 120 millones de euros, a partir del 1 de julio. Ese será el gesto oficial que confirme la operación, ninguno más. Ni consta la existencia de ningún preacuerdo por escrito ni de documento alguno que acredite la vinculación del Principito a la entidad que preside Josep Maria Bartomeu.
Existieron conversaciones, siempre iniciadas por Griezmann
Culemanía puede asegurar que efectivamente existieron conversaciones entre Griezmann y el Barça, pero fue siempre el delantero rojiblanco quien las inició. El francés se ofreció al club catalán en distintas ocasiones a partir de marzo, cuando fue eliminado de la Champions por la Juventus, y la entidad blaugrana se comprometió a estudiar la viabilidad de la operación llegado el momento, dando prioridad a las competiciones que se estaban disputando.
Fruto de esas conversaciones, siempre iniciadas por la representación del delantero, el Barça tan solo se manifestó en dos sentidos: en primer lugar, le hizo saber al jugador la decepción que supuso lo que ocurrió el año pasado con el documental La decisión. En segundo lugar, el club se comprometió a valorar el fichaje si la dirección deportiva y cuerpo técnico estaban de acuerdo, siempre y cuando el crack francés tuviese un gesto con los azulgranas.
Ese gesto llegó el pasado 14 de mayo. Griezmann anunció de forma oficial que iba a dejar la disciplina del Atlético de Madrid. No anunció nada más, ni el destino ni el momento del adiós, tan solo hizo un vídeo para explicar los motivos de su nueva decisión a la afición colchonera. Una vez oficializada su marcha, todo quedaba en manos del Barça, la verdadera ilusión del jugador francés. Al menos, ahora.
El tramo final de temporada del club catalán, tan amargo como inesperado, fue decisivo para tomar la decisión de forma oficiosa, aunque todavía falta que sea ratificada de manera oficial. El Barça está obligado a reforzarse con jugadores de garantías y experiencia, y Griezmann encaja en el proyecto.
Nada oficial hasta el 1 de julio, como mínimo
Sin embargo, y hasta el 1 de julio, como mínimo, no habrá informaciones oficiales al respecto. Continuarán las especulaciones y declaraciones ajenas tanto al club catalán como al jugador, tal y como hizo este miércoles Gil Marín, pero las partes implicadas tratarán el asunto con la máxima discreción, esperando a que llegue el momento de actuar.
La realidad es que hasta la fecha han existido conversaciones, pero nada más. Hay una voluntad común pero todo se negociará a partir de julio, cuando se haga efectivo el pago de la cláusula de rescisión del contrato del futbolista con el Atlético. Nunca antes.
Antoine Griezmann celebra un gol con el Atlético de Madrid / EFE
Con el pago de la cláusula de 120 millones de euros, el Barça también deberá asumir un claro perjuicio con respecto a la operación que pudo cerrar hace un año: el delantero es un año más mayor y 20 millones más caro.
Nadie es ajeno a la jugada de Griezmann. Aumentó su salario como rojiblanco hasta los 23 millones anuales, un dispendio que el Atlético de Madrid recuperará con su venta de forma directa. Asimismo, su caché ha aumentado y pese a que se reduzca el sueldo actual, la cifra alcanzará unos 17 millones. Otra losa para la masa salarial del club, siempre al límite de lo recomendado.
El rol deportivo que le espera
Griezmann está decidido, pero entiende que llegar al Camp Nou supondrá muchos cambios y esfuerzos. En primer lugar deberá ganarse el perdón de la afición y la afinidad de un vestuario que, meses atrás, le había vetado.
La campaña para limpiar su imagen será costosa, pero convencer a la hinchada de que su fichaje es un bien para el colectivo solo será posible si llegan nuevos éxitos. Especialmente la conquista de la Champions junto a Messi, el gran objetivo de ambos.
Al lado del astro argentino, Griezmann sabe que se acabó el rol de líder que ejercía hasta ahora bajo las órdenes del Cholo Simeone. Dejará de ser cabeza de ratón para ser cola de león en la delantera blaugrana, condenado a ocupar el flanco izquierdo de Coutinho. Está acostumbrado al esfuerzo físico, a la recuperación de balón y al sacrificio colectivo. La presión arriba deberá de ser una de sus principales virtudes, tanto como asumir que viene para acompañar a Messi. Para servirle.