Antoine Griezmann despertó de su sueño siete meses después de decir no al Barça. Ocurrió antes que los azulgranas también se dieran cuenta de la necesidad de refuerzos para el primer equipo tras el batacazo de Anfield. El Atlético de Madrid cayó, con remontada incluida, ante la Juventus en octavos de la Champions League, una derrota que abrió los ojos del delantero.
Como si la decisión de seguir en Madrid hubiera sido la última oportunidad de triunfar de rojiblanco. Se estrelló contra los italianos y automáticamente se puso en contacto con su hermana Maud, también su representante, para que tanteara al club azulgrana sobre una posible incorporación para este verano.
A la espera
Con el enfado sobre su negativa meses atrás, la directiva azulgrana recibió la petición como una propuesta de futuro a valorar. Habían otros fichajes sobre la mesa, pero Europa ha vuelto a unir los caminos de jugador y entidad. El francés se reunió este martes con Simeone, Miguel Ángel Gil, consejero delegado del Atlético y Andrea Berta, el director deportivo, para anunciar su cambio de planes pese a la mejora de contrato recibida y el proyecto deportivo desarrollado entorno a su figura.
Una decisión irrevocable que anunció horas más tarde a través de Twitter para despedirse de la que ha sido su afición durante cinco años. A la espera de que el 1 de junio, su cláusula de rescisión baje de 200 millones a 120, el Barça parece ser el mejor posicionado para hacerse con sus servicios.
Antoine Griezmann lamentando una acción con el Atlético de Madrid / EFE
No hay nada cerrado ni definitivo, pero ambas partes ven la unión como una apuesta de futuro para reinar en Europa. De momento, solo habrán negociaciones y se acercarán posturas, pero Griezmann pensó en el Barça tras caer en Italia. Se arrepintió. Ahora le toca al Barça perdonar o no.