En busca de culpables. El fracaso histórico del Barça en Anfield ha desatado la tormenta. El problema no es caer contra el Liverpool, un equipo temible que podría imponerse a cualquiera. El problema es caer con un 3-0 a favor. El problema no es que se caiga, sino cómo se cae.
Es esa caída la que precipita la búsqueda inmediata de responsables. Y es en esa búsqueda donde asoma la cabeza de Ernesto Valverde, que muchos aficionados del Barça piden en bandeja.
Sin ir más lejos, la Ciudad Deportiva del Barça ha amanecido con pintadas de "a tomar por culo Valverde" y preguntándose: "¿Así juega mi Barça?", recogidas en un tuit de David Valdearenas, miembro de El 10 del Barça.
El barcelonismo lleva todo el año debatiendo el tema del estilo. La huella que dejó Pep Guardiola es demasiado poderosa y convierte cualquier comparación en odiosa por todo lo que consiguió el técnico de Santpedor.
El vestuario está con Valverde
Ernesto Valverde ha demostrado ser un gran entrenador, capaz de gestionar un vestuario plagado de estrellas que están encantadas con su trabajo. Ha demostrado saber leer los partidos, ha conseguido tener a muchos jugadores enchufados, recuperando el fondo de armario que tanto se añoraba en los últimos tiempos y ha dado soluciones tácticas en muchas ocasiones.
Valverde ha gestionado un Barça que ha sido capaz de remontar muchas veces esta temporada, más que nunca. Un equipo que se ha hecho fuerte en la pegada, característica más propia de equipos como el Real Madrid, y que no supo dar la cara el día más importante.
Una vez más, como ocurrió en Roma, el Barça quedó petrificado ante el empuje de un equipo rival que se hizo muy fuerte con su afición. El miedo escénico, la falta de ilusión o una inexplicable relajación por parecer que todo estaba hecho con el resultado de la ida han condenado al Barça de Valverde, capaz de tropezar dos años con la misma piedra.
El dilema del estilo
Lo peor de todo es la sensación de haber tirado por la borda un intenso trabajo durante todo el año. Cuando los culés ya se relamían pensando en un año histórico, llegó el batacazo.
En estos momentos, Valverde está entre los principales señalados. Muchos aficionados no le perdonan haber perdido parte del estilo que hizo grande al club. Otros, se lo perdonaban porque entendían que era la manera elegida para ganarlo todo. Y el problema viene ahí: cuando pierdes renunciando al estilo que te ha hecho grande.
Lo curioso del caso es que los jugadores y el cuerpo técnico estaban avisados. Se hicieron muchos análisis cuestionando la victoria contra el Liverpool pese al contundente 3-0 del Camp Nou. El debate subió como la pólvora: ¿Ganar la Champions justifica renunciar al estilo?
Bartomeu debe decidir
En Culemanía siempre hemos defendido que la renovación de Valverde era simbólica, pero que su continuidad dependía de lo que ocurriera en la Champions. Y, sabiendo que se puede caer de muchas formas, el Txingurri cayó de la peor posible: como el año pasado en Roma.
La afición está muy molesta y exige responsabilidades que apuntan al banquillo. El vestuario, en cambio, cierra filas en torno a la figura de Valverde, que pese a ello está en la cuerda floja. Y la junta directiva del presidente Bartomeu debe tomar decisiones. De momento, la respuesta es que no las tomarán en caliente. Pero no deben descartarse.