No se trata de buscar culpables, que los hay. Se trata de hacer un ejercicio de honestidad, de poner los puntos sobre las íes y de decir, sin pelos en la lengua, quienes son los que no han estado a la altura. Y por qué.
Uno de ellos es Philippe Coutinho, un futbolista que ha fallado al barcelonismo, que ha fallado al club, que ha fallado al equipo y que, sobre todo, ha fallado a su máximo valedor, Leo Messi (junto con Luis Suárez).
Creían en él los pesos pesados del equipo y el cuerpo técnico, y el Barça lo fichó por ¡¡¡160 millones de euros!!! Lo pornográfico de la cifra en su momento lo es ahora mucho más. La presión se lo ha llevado por delante.
Sin embargo, lo que peor habla sobre Philippe Coutinho es la falta de compromiso con sus propios compañeros, los que apostaron por él y han dado la cara por él en privado, y ante los medios.
Messi se enfrentó a la afición, en vano
Leo Messi, capitán del equipo y mejor futbolista de todos los tiempos, agarró el micro tras la victoria del Camp Nou y pidió respeto por Coutinho. Clamó el perdón de la afición para un futbolista que ha demostrado poca inteligencia desde que llegó a Barcelona y que ha cavado su propia tumba. En estos momentos es el principal cabeza de turco, señalado para salir por la puerta de atrás este verano.
Messi dio la cara por él, y Coutinho no le respondió. En el siguiente partido, a la hora de la verdad, el brasileño desapareció. No mostró la actitud necesaria para este tipo de partidos. Perdió balones y todos los duelos individuales, nunca se llevó un balón dividido y demostró no estar a la altura de lo que el Barça pagó por él, precisamente al Liverpool.
El placer de Klopp
Jurgen Klopp debía estar relamiéndose del gusto mientras contemplaba el abuso de los reds sobre los blaugranas después de haberles sacado 160 millones por un jugador que adolece de las grandes virtudes que tienen sus hombres: un físico espectacular.
Tras pedir unión al barcelonismo y apoyo hacia el brasileño, Messi pudo comprobar de primera mano que Coutinho no estuvo a la altura de lo esperado. Y lo peor de todo: termina repudiado por su antigua casa y por la actual. Un drama.