Luis Suárez lo avisaba el lunes en la previa del Liverpool-Barça: "Hay gente que quiere que me piten, pero estoy seguro de que habrá más aplausos". Sin embargo, el futbolista uruguayo pudo comprobar que el fútbol no tiene memoria. Es muy efímera.
El mejor socio de Leo Messi se equivocaba ya que cinco años después de fichar por el Barça, en su regreso a Anfield, Suárez recibió una pitada monumental y muchos abucheos.
Sorprende, incluso, que los decibelios de ruido en contra due superior al uruguayo que a su compañero Coutinho, quien se marchó a mitad de temporada después de haber pedido el Transfer Request y forzar al máximo la máquina para salir del club inglés.
La hinchada de los reds fue hostil con ambos, como con Messi y con el Barça en general, pero con quien más se cebó, y con diferencia, fue con Luis Suárez. No le dieron, ni mucho menos, la calurosa acogida que hubiese deseado.
Bufandas al cielo en Anfield durante el Liverpool-Barça / EFE
Entre los motivos que pueden explicar esta situación gana fuerza la celebración de Luis Suárez en el gol que le anotó a su exequipo en el Camp Nou. A muchos les molestó la rabia con que Suárez celebró el tanto.
El charrúa lo explicó en rueda de prensa: "Cualquiera al que le guste el fútbol sabe el valor que tiene un gol en semifinales de la Champions". Con esto trató de justificarse. También dijo que si marcase en Anfield no lo celebraría y que cuando marcó en el Camp Nou, tras la celebración, pidió perdón al sector de aficionados del Liverpool que estaban en Barcelona y le respondieron con aplausos.
Suárez entendió ese gesto en positivo y esperaba lo mismo en Anfield: aplausos por volver a casa a un jugador que estuvo a punto de dar una Premier League al club inglés. Pero no lo consiguió y la hinchada le castigó.
Cada vez que tocaba el balón, sonaban pitos atronadores contra el uruguayo. Y cuando Coutinho salió del verde en el sgeundo tiempo después de firmar un partido pésimo, Anfield le despidió con un abucheo clamoroso.