Una semifinal de la Champions League no solo se juega en el terreno de juego, sino también en los banquillos. La eliminatoria entre FC Barcelona y Liverpool enfrenta a dos perfiles de técnicos radicalmente diferentes. Por un lado, Ernesto Valverde, debutante en unas 'semis', es ciertamente conservador. Klopp, curtido en mil batallas, apuesta por un fútbol más directo y ofensivo.
El primer movimiento táctico de la noche llegó antes de que el partido empezara. Contra todo pronóstico, el Txingurri apostó por Arturo Vidal en detrimento de Arthur. La suplencia del brasileño, titular hasta la fecha, sorprendió, más teniendo en cuenta que el conjunto azulgrana sería el local. El extremeño tenía un motivo para alinear al chileno.
Arturo Vidal pugna por un balón con James Milner / EFE
Valverde consideró que la mejor forma de parar a un equipo que se siente cómodo jugando a un ritmo alto, frenético y de toma y daca era imitar su planteamiento. Durante los primeros 45' el Barça fue irreconocible: verticalidad, jugadas poco trenzadas y pocas posesiones largas. El Liverpool fue superior, pero el gol de Suárez puso a los azulgrana por delante. Al descanso lo mejor era el resultado.
Un gran cambio
En el primer cuarto de hora de la segunda mitad los de Klopp arrollaron a los catalanes, a los que solo salvó Ter Stegen. El alemán detuvo un disparo de Milner primero y otro de Salah después. Y por suerte para el conjunto azulgrana, el Liverpool desbarató su ocasión más clara. Milner, otra vez, llegó solo desde segunda línea, pero su remate fue muy flojo y Ter Stegen no tuvo problemas en atraparlo.
Ante el asedio del Liverpool, Valverde respondió. Dio entrada a Semedo y sacó del terreno de juego a Philippe Coutinho. Sergi Roberto se trasladó al centro del campo y el Barça volvió a jugar con ese 4-4-2 que tantos buenos frutos le dio esta temporada y en la anterior.
Con cuatro centrocampistas sobre el terreno de juego el conjunto azulgrana dominó por primera vez el partido. Empezó a tener la posesión y a asociarse con más criterio sin perder el orden defensivo. Roberto ayudaba a Semedo con Mané y Arturo Vidal a Jordi Alba para frenar a Mohamed Salah.
Messi hizo el resto
Con orden, equilibrio y posesión, el Barça fue creciendo y el Liverpool se desvaneció, acusando también el despliegue de la primera hora de encuentro. Y en el momento en el que el conjunto azulgrana se sentía más cómodo, Leo Messi consideró que era el momento perfecto para dar un golpe sobre la mesa en la eliminatoria.
Una foto de Leo Messi celebrando su gol ante el Liverpool / EFE
En el primer gol, él empezó la jugada y la acabó. Y en el segundo, fue él quien recibió la falta y quien la culminó. En el primer tanto le sonrió la fortuna tras una serie de rebotes. En el segundo, simplemente creó la enésima obra de arte de su carrera. Parecía una locura que se atreviera a chutar, y cuando el balón entró pareció la persona más cuerda del mundo.
La última modificación de Valverde llegó cuando el partido ya estaba a punto de terminar. Ya en el añadido, dio entrada a Dembelé para sustituir a Luis Suárez. Un cambio que estuvo a punto de salirle muy bien. Pero el francés desbarató dos (la segunda mucho más grave) y dejó al conjunto de Klopp con vida.