El encuentro del pasado sábado entre FC Barcelona y Levante volvió a demostrar lo que cuesta ganar una Liga. El conjunto azulgrana dominó el partido durante la primera mitad, pero la mala fortuna y Aitor Fernández evitaron que los locales se pusieran por delante. Tuvo que salir Messi en la reanudación para anotar en el 62' el gol que valía una Liga.
Incomprensiblemente, tras el tanto del argentino, los pupilos de Ernesto Valverde perdieron la iniciativa y dieron alas al Levante. El cuadro granota pudo empatar un minuto después, pero Ter Stegen desvió el disparo de Borja Mayoral. Los valencianos, necesitados de puntos para certificar la permanencia, siguieron apretando y el Barça sufrió.
Estuvieron a punto de aplazar el alirón en el 88', cuando el disparo de Bardhi impactó en el palo. El crecimiento del Levante en la última media hora fue, en parte, demérito del FC Barcelona. Y es que no es la primera vez esta temporada que, con un marcador favorable, los azulgranas se relajan y bajan el pistón.
Muchos precedentes
No hay que retroceder demasiado en el tiempo para encontrar escenarios similares a los del pasado sábado. Una semana antes, en el duelo contra la Real Sociedad, el conjunto azulgrana tuvo la posesión en la primera mitad y con el gol de Lenglet cedió el balón a los visitantes. No sufrió en exceso, sobretodo porque tras el tanto de Juanmi llegó el de Jordi Alba.
El desarrollo fue similar en el Estadio de la Cerámica. El conjunto azulgrana se puso 0-2, se relajó y el Villarreal se aprovechó de la pájara para remontar el encuentro (4-2). Los de Ernesto Valverde no se lo creían, y si el Barça acabó empatando ese encuentro fue por dos acciones individuales de Leo Messi y Luis Suárez.
Leo Messi disparando la falta que le daba el tercer gol al Barça / FC Barcelona
Se puede llegar a entender que suceda en partidos de Liga, sentenciada desde hace semanas. Lo que es incomprensible es que estas mismas situaciones se den en la Champions League. Primero, en la vuelta de octavos de final ante el Olympique de Lyon: el equipo catalán vencía 2-0 y tras el descanso no pudo sofocar la reacción de los franceses, que se acercaron en el marcador y en la eliminatoria con el gol de Tousart (2-1). El FC Barcelona, que ya solo tenía un tanto de ventaja, siguió flirteando con la eliminación. Los goles de Messi y Piqué dinamitaron el encuentro y evitaron otra decepción europea.
El contexto era diferente, pero el mismo guión de partido se repitió en Old Trafford en la ida de cuartos de final. Desde el autogol de Luke Shaw, los catalanes fueron cediendo el protagonismo al Manchester United. La poca claridad de ideas y el poco acierto de cara a puerta de los red devils sirvió a los azulgrana para volver al Camp Nou con una gran ventaja.
Ante el Liverpool no vale
Aunque contra Levante, Real Sociedad, Villarreal, Olympique de Lyon y Manchester United el FC Barcelona acabó saliéndose con la suya, esta relajación y falta de tensión no se puede repetir en la eliminatoria de semifinales ante el Liverpool. Es ya el tramo definitivo de la temporada y cualquier descuido se pagará muy caro.
Mohamed Salah celebrando un gol con el Liverpool / EFE
Además, los de Jurgen Klopp tienen armas mucho más potentes que los equipos ya citados. Mohamed Salah, Sadio Mané y Roberto Firmino son uno de los tridentes con más gol de Europa y no perdonarán las ocasiones que desperdiciaron Chukwueze, Bardhi, Rashford, Depay o Willian José. Contra el Liverpool una pájara significará decir adiós a la Champions.