Philippe Coutinho está en el punto de mira de muchos culés, pero hasta llegar a ser el líder del Liverpool y llegar como una estrella a la capital catalana, pasó por un periplo deportivo difícil de asumir.
En sus años previos al salto a la élite, con tan solo 18 años, llegó al Inter de Milán que por aquel entonces dirigía Rafa Benítez. Una dirección que no fue fácil de llevar para el técnico español con un vestuario lleno de vacas sagradas negadas a entender y asumir la regeneración que necesitaba el equipo italiano en el terreno de juego.
Habían conquistado el triplete, pero la mayor parte del vestuario superaba la treintena. Incluso habían jugadores con 36, 37 y 38 años tal y como explicó Benítez en una entrevista a la BBC. Y en ese vestuario se encontraba un recién llegado Coutinho que necesitaba minutos para revitalizar a un equipo de capa caída.
Sufrimiento en el banquillo
Benítez explicó que el club se negó a hacer fichajes y que además las lesiones frustraron una temporada prometedora. En su planificación quería contar con el brasileño como uno de los nuevos líderes del conjunto italiano, pero tuvo muchos enfrentamientos internos con pesos pesados que no entendían la situación: "Algunos jugadores no querían darse cuenta de que tenían que dejar un espacio en la plantilla y en el equipo para jugadores como Philippe Coutinho, que tenía 18 años en ese momento. Los jugadores que ganaron el 'triplete' no entendían eso, no entendían que Coutinho podía jugar por delante de ellos", remarcó Rafa Benítez.
Una foto de Coutinho celebrando su gol tapándose los oídos ante el Camp Nou / EFE
Benítez continuó firme en su apuesta personal por Coutinho, pero reconoció que le costó caro dentro del vestuario. Algo que se agravó cuando el carioca se lesionó. Su paso por el Inter fue casi testimonial antes de recalar cedido en el RCD Espanyol y llegar al Liverpool. Un calvario que vivió en sus primeros años el brasileño.